El vino, una tendencia con problemas de suministro
ANA PAULA DÍAZ | La Habana | 15 Abr 2016 - 6:26 am.
El vino se está volviendo tendencia en Cuba. Los miles de turistas que 
visitan la Isla cada año han establecido una demanda continua de la 
bebida, pero también entre los cubanos se vuelve habitual.
La aparición de restaurantes y bares privados, así como la fuerte 
competencia entre estos por la clientela, ha influido en una nueva 
inclinación hacia el vino. Contar con una cava, aunque sea pequeña, 
eleva el status de los negocios.
"Los vinos acompañan mejor las comidas. Actualmente las tendencias están 
marcando que la mentalidad cubana evolucione en ese sentido. Hay muchos 
restaurantes bien estructurados, con sommeliers que guían al cliente con 
los vinos que pueden acompañar la cena y van educando su gusto", explica 
el sommelier del restaurante El Cocinero, Roberto Villegas.
Pero con el aumento de la demanda, los dueños de negocios se han visto 
en apuros. En Cuba mantener un restaurante bien surtido no es tarea 
fácil. La dependencia de un mercado inestable, sumado a la imposibilidad 
de realizar importaciones, hacen que las ofertas de vino en locales 
privados varíen continuamente.
¿Qué vinos y dónde comprarlos?
En bares y restaurantes como El Litoral, Río Mar o Sloopy Joes pueden 
encontrarse botellas de Mas Borràs, de España; Chianti Clásico, de 
Italia; Champagne L´Hoste, de Francia, o Amelia, de Chile.
"Mantener una carta de vinos es muy difícil", explica Alejandro, 
sommelier hace varias décadas. "Vas al mercado donde habitualmente 
compras y se acabó esa añada o esa marca, y tienes que sustituir por una 
parecida. Yo tengo que cambiar la lista casi semanalmente".
En El Cocinero, la carta incluye vinos más frecuentes como el chileno 
Casillero del Diablo, y otros como el Wente Morning californiano y el 
Ravens Wood sudafricano, pero el sommelier coincide en que "es bien 
complicado mantener la oferta".
"Los vinos que se encuentran en la tienda son los que el país haya 
importado, al precio que aparezcan", explica Roberto.
Con tan complejas circunstancias muchos locales prefieren no tener una 
carta de vinos y simplemente ofrecer las botellas disponibles.
Aunque por muchos años España fue el principal proveedor de la Isla, en 
la actualidad los vinos chilenos como Casillero del Diablo, Frontera, 
Maipo, Concha y Toro y Undurraga son los que más abundan en las tiendas.
"En eso influye la relación calidad-precio. No son vinos malos y tienen 
un precio bastante asequible", explica Alejandro.
También se encuentran vinos franceses e italianos y, con menor 
frecuencia, australianos y californianos.
La Fiesta Internacional del Vino, con sede en el Hotel Nacional de Cuba, 
es el evento más relevante del sector. Es allí donde importadores, 
comercializadores, distribuidores, especialistas, vendedores, sommeliers 
y consumidores entran en contacto.
Comercializadoras internacionales, bodegas y empresas extranjeras con 
representación en Cuba, como Euro-Cuba, Freixenet, Inversiones Pucara 
S.A., ITM (Ibero Trust de Mercado), Euro Caribe Broker, Dioniso 
Internacional Trade, Duprasa, Torres y De Leone, son algunas de las 
vendedoras de vino a las entidades cubanas, que luego se encargan en 
exclusiva de la comercialización en la Isla, entre ellas CIMEX y TRD.
Algunos hoteles pueden adquirir sus vinos directamente con las 
sucursales extranjeras, sin la intermediación de las instituciones 
nacionales. Pero los locales privados no tienen ese privilegio.
De precios y otros demonios
A la escasez que a veces reina en las tiendas, se suma la variación en 
los precios. "No hay un estándar en las tiendas comercializadoras. En 
una licorera hay un precio, y en otras otro", afirma Armando de la Masa 
tras la barra del Media Luna, en el Vedado.
Esa fluctuación también afecta las cartas vinos, señala Rubén Díaz, otro 
sommelier.
El vino en Cuba no es nada barato. De acuerdo con el local y la botella, 
los precios de la copa pueden oscilar entre cuatro y ocho CUC.
"Los vinos en las cartas cubanas son muy caros, porque no hay donde 
adquirir al por mayor. Tienes que comprar en el mercado como si fuera 
para tu casa, o para una fiesta y, por supuesto, ponerle algo arriba 
para la ganancia", señala Rubén.
"A los extranjeros en las tiendas de aquí algunos vinos les parecen muy 
caros, comparados con los precios de su país; en los restaurantes más 
aún", apunta Roberto.
Además del valor agregado necesario para obtener la ganancia, también se 
tienen en cuenta otros elementos, aclara Alejandro. Las botellas oscilan 
entre 28 y 50 CUC, aunque pueden encontrase algunas más costosas.
"Los vinos más caros son para darle prestancia al restaurante, no para 
hacer negocio. Esos vinos están en la carta para los clientes exquisitos 
y el restaurante tendría dos o tres. Tampoco es mucha ganancia tener una 
gran botella en la carta esperando un cliente cada tres o cinco meses", 
explica Roberto.
Alternativas, ¿por avión o por la izquierda?
En eventos como la Fiesta del Vino, sommeliers y dueños de locales 
pueden entrar en contacto con productores y proveedores de todo el 
mundo. Pero en la práctica, eso se reduce a simple información. Aunque 
pueda visitar una bodega en Chile o España, el propietario de un negocio 
en La Habana "no puede hacer este tipo de importaciones", resumen los 
sommeliers.
Las leyes aduaneras vigentes limitan la cantidad de productos que una 
persona puede entrar al país. Los viajeros solo pueden importar hasta 
cinco litros de vino. Por tanto, esta vía resulta poco práctica para los 
propietarios privados.
"¿Qué vas a traer? Cuatro botellas. No es lo mismo traer unas botellas 
de vodka, que te pueden durar un poquito más", dice Jorge, quien 
administra un restaurante en Playa.
Botellas exclusivas en las cartas o medio ocultas en la cava, reservadas 
para clientes "especiales", indican que hay otros caminos.
De manera recurrente, gerentes y dueños de negocios privados, que 
pidieron no ser identificados, comentaron a DIARIO DE CUBA que muchas 
veces reciben ofertas "por la izquierda" de disímiles productos, 
incluidos los vinos.
En algunas ocasiones, las botellas propuestas son las mismas que están a 
la venta en las tiendas del Estado. "Al obligarte el Gobierno a comprar 
a precio minorista, si adquieres cinco botellas en el mercado y después 
alguien te ofrece cinco, más baratas, el mismo ticket te puede servir", 
explicó uno de los consultados.
En otros casos el mercado negro surte botellas "mucho más interesantes 
que las vendidas por el Estado, en cuanto a denominación". El problema 
comienza en la imposibilidad de justificar la vía por la cual se 
adquirieron si aparece un inspector.
Los trabajadores de firmas extranjeras en Cuba son algunos de los 
"abastecedores" de locales privados, particularmente en fin de año, 
cuando tienen la posibilidad de comprar e importar productos, no de 
forma individual, sino a través de la firma en que laboran.
En muchas ocasiones las firmas compran a otras sucursales dedicadas a la 
venta de alimentos y bebidas al Estado, que preparan ofertas especiales 
por las fechas.
"Para fin de año puedo comprar, por ejemplo, un par de cajas de 
Chardonnay y vendérselas a la dueña de un bar restaurante que conozco. 
Claro, tampoco puedo comprar tanto, porque sería evidente", dice Gretel, 
trabajadora de una firma con oficina en Miramar.
Pero esas propuestas también son insuficientes señalan sommeliers y 
dueños de locales. "Alguien puede traerme una botella, pero para un 
restaurante tendría que ser un gran mercado negro, son muchos vinos a 
mantener estables", dice un entrevistado.
Vinos estadounidenses, ¿nuevos horizontes?
En el mes de febrero la presencia en Cuba de productores y vendedores de 
vinos de California, Estados Unidos, generó expectativas sobre una 
posible aparición de sus botellas en las tiendas del país.
Al Primer Simposio del Vino de California, celebrado en el Palacio de 
Convenciones de La Habana, asistieron más de 200 especialistas y dueños 
de unas 50 bodegas, así como unos 200 expertos cubanos, de ellos 25 
sommeliers, una parte de los cuales participó hace dos años en un 
intercambio similar en territorio californiano.
Los norteamericanos manifestaron su deseo de vender sus vinos en Cuba y 
la esperanza de llegar en el futuro a algún acuerdo con una o más 
empresas distribuidoras locales.
A pesar del éxito del evento, que incluyó presentaciones y catas, fue 
solo un contacto entre productores norteamericanos y entidades cubanas.
La exportación de vinos estadounidenses a Cuba no estaría prohibida por 
el embargo, al tratarse de un producto agrícola. Los productores 
norteamericanos tendrían que pasar por empresas instaladas en Cuba para 
vender sus vinos o crear una.
"Paradójicamente, cuando el acercamiento es más real hay menos vinos 
estadounidenses en Cuba", dice el sommelier Luis Gómez.
Source: El vino, una tendencia con problemas de suministro | Diario de 
Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1460662597_21688.html
 
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