El reino de los jugos naturales
LUZ ESCOBAR, La Habana | Abril 02, 2016
¿A qué sabe un anón? ¿Cuál es la diferencia entre una chirimoya y una 
guanábana? Muchos de los cubanos que pueden responder estas preguntas 
tienen más de 50 años. La caída en la producción de frutas experimentada 
en las últimas décadas hace que los jóvenes apenas conozcan la rica 
variedad de sabores provenientes del campo. Una situación que intenta 
revertir el nuevo local La Juguera abierto en la calle 6 entre 1ra y 
3ra, en el Vedado.
En el habitual panorama de timbiriches y cafeterías de La Habana, donde 
abundan las pizzerías y los helados, pocos sitios se distancian de un 
repetitivo y habitual menú. Hace más de tres años, los administradores 
de La Juguera decidieron salirse de esta monotonía y ofrecer zumos y 
extractos naturales en una ciudad donde el ron, la cerveza y los 
refrescos azucarados protagonizan la mayor parte del consumo de bebidas.
Una osada tablilla de productos da la bienvenida a quienes llegan hasta 
el local atraídos por los rumores populares que catalogan el sitio como 
"único" e "inolvidable". La carta promete combinaciones de frutas y 
vegetales, pero el cliente tiene la opción de agregar a su antojo un 
poco de jengibre al jugo de guayaba o unas hojitas de albahaca al néctar 
de piña.
En la barra, el joven empleado se seca las manos antes de echar a andar 
la batidora donde un tomate es triturado junto a un pepino y el olor 
fresco se extiende por todo el lugar. "Tratamos de mantener una oferta 
variada, porque ya tenemos una clientela fija", explica. En medio del 
desabastecimiento y la subida de precios, que se ha agudizado desde 
comienzos de este año parece un milagro que La Juguera se vanaglorie de 
vender 97 diferentes mezclas de frutas y vegetales.
Sin embargo, el pequeño negocio no ha estado exento de tropiezos. "Lo 
más difícil es mantener los equipos funcionando, porque aquí trabajamos 
con batidoras domésticas que no están diseñadas para aguantar el ritmo 
que le damos", detalla el empleado mientras sirve un jugo de vegetales a 
una señora que lo beberá de un tirón.
El propietario del local "tiene buenos contactos con distintos 
proveedores que le venden frutas y vegetales frescos, adquiridos de 
primera mano", explica el joven, quien además garantiza que las materias 
primas que se emplean en La Juguera no están maduradas "con químicos", 
sino que todo es "cien por ciento natural".
Los consumidores agradecen esa práctica y también los precios que 
oscilan entre tres y ocho pesos cubanos por un vaso de jugo recién 
confeccionado, algo que atrae a clientes que llegan desde lejos, como 
Leticia, quien asegura haberse convertido en "adicta" al lugar. Ha 
venido por una combinación de tomate, apio y pepino. Aunque trabaja 
lejos, hace "un huequito" en su jornada laboral para saborear algo 
"refrescante y sano".
A mediados de 2013, el Grupo Nacional de la Agricultura Urbana y 
Suburbana (GNAUS) anunció que se destinarían más de 2.000 nuevas 
hectáreas a frutales, una medida que busca potenciar la siembra y 
consumo de estos saludables alimentos. Las áreas están localizadas en 96 
cooperativas de distintos territorios, según detalló a la prensa oficial 
el director del GNAUS, Adolfo Rodríguez. Sin embargo, casi dos años 
después el suministro de frutas no ha aumentado en los mercados y los 
precios no han disminuído.
Consumir frutas se ha convertido en un lujo para muchas familias 
cubanas. Comprar una frutabomba en un mercado agrícola puede llegar a 
costar el salario de una jornada laboral y tres hermosas guayabas se 
llevan todo el dinero ganado por un profesional en ocho horas de 
trabajo. La piña es un lujo y una guanábana podría agotar la cantidad 
correspondiente a una semana de pensión de un jubilado.
En los planes del Ministerio de la Agricultura se espera que este año la 
producción de frutas alcance las 600.000 toneladas, lo que cubre apenas 
el 30% de la demanda nacional. Para mantener el suministro en los 
centros turísticos se necesita importar grandes cantidades desde otros 
países cercanos como República Dominicana y México.
El área total de frutales con la que cuenta el país es de 88.367 
hectáreas y de ella la mayor extensión, cerca del 30%, está destinada a 
las plantaciones de mangos, según datos ofrecidos a la prensa oficial 
por Raixa Llauger, directora general del Instituto de Investigaciones en 
Fruticultura Tropical.
Para paliar las bajas cifras de producción de su principal materia 
prima, los empleados de La Juguera han echado mano del ingenio. 
"Compramos grandes cantidades de fruta, las cortamos en lascas y las 
congelamos, así podemos tener jugo de mango hasta en enero", explica el 
joven empleado de La Juguera, quien enumera las 14 frutas e igual número 
de vegetales que tienen disponibles.
En el país, hay unas 214 jugueras gestionadas por el Estado, de las 
cuales 86 están en hospitales o lugares cercanos. Su oferta ha ido 
languideciendo con los años y muchos clientes se quejan de malas 
prácticas higiénicas o adulteraciones en la preparación de los zumos. 
"No permito que el niño tome jugos en esos lugares porque le echan mucha 
azúcar y lo hacen con agua de la pila", comenta Carmela, quien este 
jueves visitaba la cafetería junto a su hijo pequeño.
Según anuncios oficiales, se espera que al cierre de 2016 se planten 
2.458 hectáreas de frutales a lo largo de todo el país, sobre todo de 
guayaba, mango, papaya, piña y aguacate. También se trata de impulsar la 
producción de otras especies como mandarina y limón. Mientras las 
autoridades del sector agrícola se devanan los sesos para reactivar la 
producción de frutas, La Juguera parece haber encontrado la manera de 
devolverle a los cubanos el sabor de un anón y el aroma de una naranja.
Source: El reino de los jugos naturales - 
http://www.14ymedio.com/nacional/reino-jugos-naturales_0_1972602732.html
 
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