Un bistec de res: prohibido para los cubanos de a pie
Martes, Septiembre 10, 2013 | Por Polina Martínez Shvietsova
LA HABANA, Cuba, setiembre, Polina Martínez Shvietsova, www.cubanet.org
– Si le venden a la puerta un filete o palomilla, ¡Cuidado! Puede
meterse en candela. Antes de 1959, no era así. El país poseía una masa
ganadera de unos seis millones de cabezas de ganado, la misma cifra que
la población cubana, tocaba a una vaca por cabeza. Cuba fue un gran
productor de caña de azúcar, la que, entre otros beneficios, representó
la base alimentaria para nuestra ganadería en la República.
Los productos derivados de esa masa vacuna eran para el consumo diario
de la gente. La carne no faltaba en las carnicerías, plazas y casillas,
en ofertas con diferentes precios. Si el rico com;ia filete, el pobre
falda –de ahí salio la Roa Vieja— La carne de res era asequible a
cualquier bolsillo. Un porciento de esta carne era destinada para la
exportación y las industrias procesadoras de conservas. También la piel
vacuna se empleaba en la fabricación de zapatos como las reconocidas
marcas "Ingelmo" y "Amadeo".
En los primeros sesenta, tuvieron lugar las intervenciones nacionalistas
a los intereses extranjeros en Cuba. Las empresas más golpeadas fueron
las norteamericanas, incluidas sus empresas ganaderas del oriente del
país. Entonces el hombre humilde del campo fue integrado a la defensa
"del país". Así abandonó las tareas agrícolas y el desarrollo de su masa
vacuna.
Algunos guajiros se mantuvieron cultivando y tratando de sobrevivir, a
pesar de las intervenciones a los pequeños agricultores, pues el
"benevolente estado revolucionario" le había entregado, y después les
quitó, unas veinte caballerías de tierras que fueron expropiadas a los
grandes terratenientes y a sus propietarios por herencia.
Los guajiros del Escambray fueron sacados a la fuerza de sus campos y
desterrados a nuevas comunidades urbanas en la distante provincia de
Pinar del Rio. Se crearon los Centros de Enseñanza Agropecuaria y los
Institutos Politécnicos. Se enarbolaron y se organizaron grandes planes
lecheros, como el de Jimaguayú, en la provincia de Camagüey, y "El Valle
de Picadura", en Matanzas. Pero todo fue quedando lentamente abandonado
a la inercia y al desinterés oficial, hasta convertirse en ruinas.
En los centros para el desarrollo vacuno, la alimentación para el ganado
provenía, mayormente, de los subsidios de la Unión Soviética. Nuestras
vaquitas se alimentaban con granos como el chícharo, el sorgo, maíz y de
algunos productos de desechos agrícolas derivados de la caña de azúcar.
Sin embargo, tras la abundancia y los despilfarros desenfrenados,
sobrevino la desviación y el robo de recursos.
Casi veinte años después del fin del subsidio soviético, la falta de
carne de res para la población sigue siendo tan dramática como en
aquellos tiempos de "bonanza económica". Sólo unos pocos cubanos logran
hacer malabares y saborearla aunque sea una vez cada año. Incluso, hasta
en los grandes mercados de venta en CUC es notable el desabastecimiento
de esa carne y sus derivados. A lo largo de medio siglo, el bistec de
res ha sido un sueño prohibido para la gente humilde en Cuba.
Source: "Un bistec de res: prohibido para los cubanos de a pie |
Cubanet" - http://www.cubanet.org/?p=49436
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