Cuba y la carne intoxicada
Ansiosos de comer carne, ni que fuera de vaca envenenada e incinerada,
después de que la policía abandonara el lugar, corrieron a apagar las
llamas...
Joan Antoni Guerrero Vall
septiembre 12, 2013
Para muchos puede resultar algo increíble, pero para los cubanos es una
realidad bien triste. La carne, ni que sea envenenada, puede resultar
apetitosa ante la ausencia de una alternativa real que pueda cumplir con
las expectativas alimenticias que todo ser humano tiene y quiere ver
saciadas. Recientemente una información de prensa independiente en Cuba
se hacía eco de un hecho realmente, no diremos que sorprendente, pero sí
impactante.
Al parecer hace escasas semanas un pastor de un pueblo cubano salió a
pastar con sus vacas. Las condujo hasta un lugar en el que había una
planta venenosa, la ortiga, que los animales comieron siendo
inconscientes de las graves consecuencias que podía ocasionar su
ingestión. Al regresar al punto de partida, según esa información, los
animales fueron cayendo redondos, uno detrás de otro. La policía
castrista se presentó en el lugar y, tras una rápida investigación, se
ordenó la incineración de las bestias.
Esta medida no hizo temer a un grupo de vecinos por su propia salud.
Ansiosos de comer carne, ni que fuera de vaca envenenada e incinerada,
después de que la policía abandonara el lugar, corrieron a apagar las
llamas y a recuperar los pedazos de carne chamuscada para llevársela a
casa (bien, hay que especificar aquí que, de acuerdo con la noticia,
esas personas que acudieron a apagar el fuego vivían en un refugio
improvisado en una escuela abandonada que se encuentra en las
inmediaciones de la finca).
Este suceso escabroso hace pensar en aquello que está sucediendo en la
Cuba más recóndita donde no llegan los focos y de la que apenas se sabe
nada, fuera de aquello que buenamente pueda recuperar la prensa
independiente con dificultades de difusión. Porque hay que decir también
que, a pesar de que la información de esta prensa es abundante, en
muchas ocasiones queda escondida entre una sucesión de malas noticias a
las que ya todo el mundo se ha acostumbrado, por lo que el grado de
atención que se le presta es todavía menor.
Pero basta pararse a pensar por un momento. Reflexionar acerca de las
condiciones de vida de muchos cubanos que viven en esos rincones
olvidados de la Isla, casi sin ningún tipo de conexión con el mundo.
Lugares en los que muy probablemente las condiciones de vida puedan
encontrar sus referentes más cercanos en sistemas de vida precarios, que
probablemente hayan trasladado a muchos cubanos del siglo XX (porque
dudamos de que Cuba haya alcanzado el siglo XXI) a una sombría e
inhóspita Edad Medieval, en la que el ser humano poco importaba, en la
que la dignidad ni existía.
¿Son todo esto exageraciones? ¿Es todo esto amarillismo? Podría serlo,
pero en todo caso la realidad es unívoca y en esta ocasión el hecho es
que hoy en día en Cuba hay quien está dispuesto a apagar el fuego para
comerse la carne chamuscada de unas vacas incineradas por estar
intoxicadas. Es fundamental, entonces, cuando se habla de Cuba en el
mundo, que se sepa que en esa Isla suceden este tipo de situaciones y
probablemente otras mucho peores. Frente al muro de propaganda del
régimen, en el que todo luce estupendamente, hay que conocer y exponer
lo más sórdido que está sucediendo detrás de esa pared. No por estar
contra los Castro, solo, sino por la dignidad de toda esa gente.
Source: "Cuba y la carne intoxicada" -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-alimento-opinion-campesino-carne-habana/27380.html
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