Wednesday, May 4, 2016

La odisea de comer en Cuba

La odisea de comer en Cuba

Altos precios y escasa oferta en tiendas y mercados
La producción agrícola no mejora y el gobierno amenaza con retroceder en
la reforma
Un plato en una paladar cuesta tanto como el salario de un mes
¿Qué puede comprar un trabajador cubano con su salario mensual? 02:44
NORA GÁMEZ TORRES
ngameztorres@elnuevoherald.com
LINKEDIN

Armada con un billete de 20 CUC y grandes dosis de paciencia me dediqué
a la tarea de "resolver" comida en Cuba a finales de marzo. ¿Qué puede
comprar un trabajador estatal, cuyo salario es aproxidamente esa cantidad?

Cuarenta minutos después de hacer una larga cola en una tienda en
divisas sin aire acondicionado, esto fue lo que contenía mi compra:
cuatro vasos pequeños de yogurt, un paquete de salchichas, un "tubo" de
picadillo, una cuña de queso, una botella de aceite vegetal, un paquete
con cuartos de pollo, un paquete de medio kilo de chícharos, hojuelas de
maíz (de procedencia estadounidense), spaguetti y un jugo de mango.

¿Qué puede comprar un trabajador cubano con su salario mensual?
Los altos precios y la escasa oferta en tiendas y mercados continúa
siendo un problema fundamental para los cubanos en la isla, donde un
plato en una paladar puede costar tanto como el salario de un mes.
Nora Gámez Torres / Al Diaz Edición: Mario Mateo

No llega a constituir una canasta básica, pues muchos productos tampoco
estaban en oferta. Varios anaqueles lucían filas del mismo producto, o
ninguno, y el desabastecimiento era evidente.

Encontrar carne de res es más difícil. Una empleada en la tienda Harris
Brothers en La Habana Vieja comentó que hacía meses no se vendía y
recomendó que fuera a buscarla a la carnicería Los Fornos, en la calle
Neptuno. ¿El precio de un kilo de bistec de cañada allí? 8.55 CUC, el
equivalente a 205 pesos, casi la mitad del salario medio mensual que
ahora ronda los 460 pesos en moneda nacional.

Las tiendas en divisa, salvo raras excepciones como la exclusiva Palco,
no comercializan frutas o vegetales. Para adquirirlos, los cubanos
acuden a los mercados agropecuarios. Algunos son estatales, con precios
ligeramente más baratos y, por ende, colas más largas y oferta más
pobre; otros son "liberados", regidos por la "oferta y la demanda".

LA AGRICULTURA SIGUE SIENDO UN MERCADO CON RESTRICCIONES PARA
INCREMENTAR LA OFERTA, POR TANTO, ANTE UN INCREMENTO DE LA DEMANDA (MÁS
TURISTAS, MÁS PALADARES Y AUMENTO DEL SALARIO PROMEDIO) REACCIONA CON UN
INCREMENTO DE LOS PRECIOS. NO ES CULPA DE LOS INTERMEDIARIOS
Pavel Vidal, economista cubano

En uno de esos mercados agropecuarios de "oferta y demanda" en el Cerro,
la carne de puerco costaba 40 pesos en moneda nacional (alrededor de $2)
la libra. Una libra de malanga, ocho, y una libra de cebollas, 20 pesos.

Una comparación de los precios de los alimentos en Cuba en distintos
lugares revela la estratificación de la población de acuerdo con su
capacidad de compra.

Roberto Geilbert, un obrero estatal, usualmente acude a una cafetería en
el boulevard de San Rafael, en La Habana, para tomarse un vaso de
refresco "gaseado" que le cuesta un peso en moneda nacional. Dice que es
lo que puede pagar.

Otras cafeterías en "pesos cubanos" atraen a una clientela que pueden
pagar 12 pesos por una pizza. Pero en las paladares que atraen a
turistas y diplomáticos los precios se disparan.

Quince CUC costaba el solomillo que cenó el presidente Barack Obama en
la paladar San Cristóbal cuando visitó la isla en marzo. Por 20 CUC se
podía comer una langosta grille.

El plato más caro cuesta tanto como el salario mensual de un trabajador
estatal.

Una agricultura que no produce

En 2008, el gobierno de Raúl Castro aprobó la entrega de tierras ociosas
en usufructo con la esperanza de aumentar la producción agrícola. Aunque
según cifras oficiales, el gobierno ha entregado un millón 830 mil
hectáreas a 214 mil personas, ocho años después, la comida sigue siendo
el dolor de cabeza número uno de muchos cubanos.

Pese a un mejoría en su producción, el cultivo de la papa en particular
ha sido tan problemático, que su llegada a los mercados capitalinos
compitió con el concierto de los Rollings Stones el pasado 25 de marzo
como la noticia de ese día en La Habana.

En el recién concluido VII Congreso del Partido, el actual jefe de la
comisión encargada de la implementación de los llamados "lineamientos",
el vicepresidente Marino Murillo, admitió que Cuba había continuado
importando alimentos en los últimos años por cerca de $2,000 millones
anuales, de los cuales pudo haber producido al menos la mitad.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), el sector agropecuario en Cuba
emplea a casi un millón de trabajadores pero apenas genera alrededor del
4 por ciento del Producto Interno Bruto cubano. Según cifras oficiales,
en 2015 la producción agropecuaria disminuyó un 2.5 por ciento.

Los arrendatarios de tierras y productores agrícolas esperaban que del
Congreso salieran nuevas iniciativas para estimular la producción. En
estos ocho años, desde la aprobación de la entrega de tierras, y con la
lentitud que acostumbra la burocracia cubana, se intentaron eliminar
algunas trabas y prohibiciones absurdas. Cuatro años les tomó autorizar
que los arrendatarios pudieran construir sus casas en las tierras que
debían poner a producir –la medida se anunció en 2012.

El economista cubano Omar Everleny Pérez opinó en el más reciente número
de la revista Cuba Studies publicada este año que deberían emprenderse
nuevas acciones para "que se aprecien los resultados en la agricultura,
ya que hoy los mismos son insuficientes". Entre las medidas propuso la
definición de un "nuevo sistema de gestión agrícola", la creación de
mercados mayoristas para adquirir insumos, la búsqueda de soluciones
para la transportación de las mercancías. Asimismo, mencionó la
"imperiosa necesidad de la asociación con capitales extranjeros".

Pero Pérez, considerado un experto de la economía cubana aunque crítico
de la lentitud de las reformas impulsadas por Castro, parece no haber
leído bien hacia donde soplaba el viento. Justo después del Congreso del
Partido, fue despedido del Centro de Estudios de la Economía Cubana de
la Universidad de La Habana.

Las reformas parciales no funcionan

Durante ese evento que congregó a cerca de mil militantes comunistas,
solo se escucharon críticas a "los intermediarios" en la cadena de
comercialización –especialmente, a los vendedores mayoristas– y la
sugerencia de que podría volverse a la centralización de la distribución
a través del organismo estatal de acopio, luego del supuesto fracaso de
un "experimento" de descentralización de la distribución en La Habana y
provincias cercanas.

El gobernante cubano Raúl Castro fustigó durante la apertura del
Congreso "desviaciones" como "la reaparición de la especulación y el
acaparamiento" al referirse a los altos precios de los productos
agropecuarios. Aunque reconoció los bajos niveles de producción, llamó a
"no quedarse de brazos cruzados ante el manejo inescrupuloso de los
precios por parte de los intermediarios, que quieren ganar cada vez más".

La retórica recuerda a la de su hermano Fidel Castro, quien primero en
los años 1980 y luego en los 1990 permitió los llamados "mercados
campesinos", donde los productores podían vender las cosechas
directamente a la población, pero luego los suprimió o limitó
severamente al acusar a los agricultores e intermediarios de
enriquecimiento.

Este martes, el Ministerio de Finanzas y Precios anunció también la
imposición de precios máximos de venta de algunos productos (viandas,
hortalizas, frutas y granos) en los mercados agropecuarios – aunque no
en los regidos por la "oferta y demanda".

El profesor y economista Carmelo Mesa Lago admite que el precio de los
productos aumenta considerablemente después de que estos "salen de la
tierra" y que los intermediarios, que cubren con los costos de su
transportación, juegan un papel en el aumento de los precios, pero
soluciones como imponer topes a los precios de venta de algunos
alimentos son "decisiones políticas pero es muy difícil que puedan
mantenerse, no son factibles económicamente".

El experto menciona también la baja producción y la escasa competencia
entre los intermediarios como factores que encarecen los alimentos.

Pero el economista cubano Pavel Vidal, profesor de la Universidad
Javeriana en Colombia, insiste en que los intermediarios no son el
principal problema.

"El experimento para desmontar Acopio [el organismo estatal de
distribución agrícola] en La Habana, Artemisa y Mayabeque quedó
incompleto, pues se introdujo un mercado mayorista para las ventas
finales, pero no se introdujo un mercado para la compra de insumos, ni
se atendieron otros factores que restringen la capacidad productiva del
sector", explica.

Al mismo tiempo, el auge de los paladares y el incremento del turismo ha
aumentado la presión a un mercado agropecuario que no da abasto.

"La agricultura sigue siendo un mercado con restricciones para
incrementar la oferta, por tanto, ante un incremento de la demanda (más
turistas, más paladares y aumento del salario promedio nominal)
reacciona con un incremento de los precios. No es culpa de los
intermediarios", asegura.

En un intento por paliar la escasez de buenas noticias en el Congreso, a
unos días de su clausura, el Ministerio de Finanzas y Precios anunció,
además, una rebaja de alrededor del 20 por ciento de los precios en las
tiendas recaudadoras de divisas como expresión de "la voluntad política
de la Dirección del Partido y el Gobierno de hacer todo lo posible por
mejorar la situación de la población en medio de las limitaciones
existentes".

El litro de aceite vegetal fluctúa ahora entre el 1.95 y 2.10 CUC.
Anteriormente llegaba a alcanzar los 2.60 CUC.

Aunque la medida fue bien recibida en la isla y ahora el billete de 20
CUC puede rendir un poquito más, está muy lejos de resolver el problema.

"Lo peor es que los diseñadores de la reforma no han podido defender la
continuidad de las reformas de mercado en la agricultura y cedieron a
las fuerzas que se resisten a los cambios, y deciden regresar a la
estructura del ineficiente y contraproducente sistema de acopio
estatal", opina Vidal.

El economista vaticina entonces un mayor desabastecimiento de alimentos
en tiendas y mercados como resultado, a lo que podría sumarse el impacto
negativo para la economía cubana de la situación en Venezuela.

"2016 será nuevamente un año difícil para los cubanos", opina y concluye
que lo visto en el caso de la agricultura "demuestra que las reformas
parciales no dan resultados".

Nora Gámez Torres: @ngameztorres

Source: La odisea de comer en Cuba | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article75332067.html

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