Coppelia maquilla la escasez
LUZ ESCOBAR, La Habana | Mayo 12, 2016
Los habaneros disfrutaron este fin de semana de cierto frescor por
partida doble. No solo los termómetros experimentaron una leve caída de
las temperaturas, sino que la emblemática heladería Coppelia, ubicada en
el corazón de la capital, reabrió sus puertas después de varias semanas
de reparaciones. Las obras se enmarcan en la celebración del 50
cumpleaños del famoso espacio, que se conmemora el próximo 4 de junio.
La reapertura de Coppelia ha dado pie a muchos reportajes en la prensa
oficial. El viernes pasado, la instalación fue visitada por un grupo
selecto de funcionarios y más tarde se permitió la entrada del público.
Los clientes pudieron comprobar que, tras la nueva capa de pintura y las
áreas verdes revitalizadas, la calidad del helado que se oferta en
moneda nacional sigue siendo baja.
Este martes en la tarde, una larga cola se extendía bajo el sol a las
afueras de la también conocida como Catedral del helado. Sin embargo,
los que conocieron el céntrico local durante sus primeras décadas de
vida se quejaban de que la remodelación no ha sido acompañada por una
mejora de los productos, tanto en su presentación como en su sabor y
variedad.
Un hombre de unos 60 años comentó que su helado estaba "aguado" nada más
probar una combinación conocida como "ensalada", que incluye cinco bolas
y algunas galletas dulces. El hombre no pudo contener la risa cuando
cerca de su mesa un joven exclamó asombrado que Coppelia había regresado
con "una pila de sabores", porque en la tablilla podía leerse que se
vendía chocolate, rizado de chocolate, mantecado y fresa.
Melancólico, el cliente evocó entonces la carta original que distinguió
a la más famosa heladería cubana, en la que se incluían 26 sabores y 24
posibles combinaciones. La diferencia no solo está en la cantidad, sino
en el deterioro de la calidad del helado, que a menudo presenta trozos
de hielo, escaso sabor y ningún pedazo de frutas naturales, como
caracterizó antaño a la fresa, la naranja piña y el mango que se
ofertaban en el local.
Para molestia de los consumidores, el lugar conserva algunos rasgos del
"comedor obrero" que fue durante el Período Especial. Por ejemplo, hay
que compartir las mesas, ya que no puede quedarse ninguna silla vacía, y
no es siempre agradable estar sentado con desconocidos.
En el piso superior, conocido como La Torre y bellamente concebido por
el arquitecto Mario Girona, se mantiene la venta regulada a solo "dos
especialidades por persona", según comentó una empleada. Sin embargo,
por un par de billetes deslizados en las manos correctas, un cliente se
puede llevar a casa todo el helado que quiera, siempre con el sigilo de
no "llenar los pozuelos a la vista de los jefes", aclara la camarera.
Una de las novedades que se agradecen tras los días de cierre es la
presencia en La Torre de platos de loza blanca que sustituyen a los de
plástico que, no obstante, se mantienen en las llamadas "canchas" de la
planta baja. En la primera semana de reapertura, todavía los empleados
que despachan el helado no han integrado del todo la técnica de servir
bolas vacías por dentro, una especialidad única de la venta de helado en
Cuba y que ha caracterizado por años a la célebre heladería.
"Vamos a ver cómo está en tres semanas", recelaba una madre que este
martes llevó a sus dos hijos pequeños a comer helado en L y 23, la más
famosa esquina de la capital. La mujer explicaba con sorna que todavía
"las galletas que deben acompañar al helado están donde deben estar,
sobre el plato", pero "en unos días volverán a las manos de los
revendedores que a las afueras de las canchas las ofertan a precios de
extorsión".
Un grupo de turistas preguntaba con ingenuidad a los clientes por qué
hacían cola si a pocos metros tenían un área completamente vacía con una
oferta más amplia en variedades de helado. Un joven universitario, que
había asistido con un grupo de estudiantes de la escuela de Filosofía,
explicó a los extranjeros la diferencia entre consumir en pesos cubanos
o pesos convertibles. "Aquel en chavitos sabe mejor, pero no hay quien
lo pague", sentenció el joven.
Las áreas arregladas en esta ocasión son La Cancha y La Torre, junto a
la imponente escalera blanca que da acceso al primer piso, la cúpula, el
techo y las típicas ventanas de madera y cristal, también ubicadas en la
parte superior. El programa de remodelación incluye espacios como la
barra en la planta baja y los baños, que comenzarán a ser restaurados en
las próximas semanas.
Sin embargo, para muchos clientes las mejoras no deberían quedarse en la
apariencia física de Coppelia, sino que deberían tener como fin la
recuperación del prestigio del que una vez gozó el espacio, ahora
"aguado" como su helado, por la mala calidad, el trato poco profesional
de sus empleados y las medidas absurdas implementadas en sus servicios,
entre ellas, el cierre del hermoso conjunto al paso de los transeúntes.
A partir de ahora, solo se puede entrar después de hacer la larga fila a
las afueras de la Catedral del Helado que parece haber perdido el rumbo.
Source: Coppelia maquilla la escasez -
http://www.14ymedio.com/nacional/coppelia_0_1996600329.html
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