'La Casona de 17', un modelo de la gestión privada
Cuando era administrado por una empresa estatal, el negocio no iba bien
Jueves, mayo 26, 2016 | Osmar Laffita Rojas
LA HABANA, Cuba.- A pesar de todas las dificultades que confrontan en su
trabajo las 173 Cooperativas no Agropecuarias que funcionan en La
Habana, su saldo en 2015 se puede calificar de positivo. Una muestra de
ello es "La Casona de 17", ubicada en Calle 17 entre M y N, en el barrio
capitalino del Vedado.
Fundada el 26 de marzo de 2014, se trata de una cooperativa inducida del
Ministerio del Turismo. Anteriormente era un restaurante perteneciente
al grupo Palmares, pero por las pérdidas crecientes que se reportaban
debido a la mala gestión administrativa, la dirección de esa entidad le
propuso a los trabajadores de "La Casona" que pasaran a ser cooperativa.
En estos momentos La Casona de 17, cuya presidenta es Migdelis Azahares
Sablón, tiene 42 socios, de los cuales 14 son mujeres, además de tener 8
trabajadores contratados.
Por su positiva gestión económica, ha sido una fuente generadora de
empleos. Cuando abrió sus puertas, hace dos años, eran solo 12 socios,
pero a medida que se ampliaron sus ofertas gastronómicas la cifra de
asociados creció.
"La Casona de 17" brinda los servicios del "Salón Villa Mansa", un
espacio para actividades especiales que está climatizado, la Parrillada
"Grillmania", que por sus variadas ofertas reporta una gran afluencia de
comensales, el "Balcón de 17", en la planta alta, además de un salón de
conferencias y un centro nocturno.
En el establecimiento se celebran bodas, cumpleaños, y otros tipos de
fiestas. Además brinda servicios a más de 50 empresas estatales y a
representaciones del exterior como la Unión Europea y el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entre otros.
Su punto de venta ubicado en Línea y F, en el Vedado, en el que por su
privilegiada ubicación hay gran afluencia de clientes y elevadas ventas,
representa una buena fuente de ingresos a la cooperativa.
Varias agencias de viaje, entre las que sobresale Amistur, tienen
contratos con La Casona para traer clientes, pero los resultados no han
sido los que se esperaban. Confrontan dificultades en concretar
contratos debido a que la competencia es bastante fuerte, principalmente
con los restaurantes privados, que con ofertas de altos estándares
logran cada día más clientes.
Los precios, a su vez, son bastante económicos comparado con los precios
de otros lugares de su categoría. Su plato insigne, el arroz con pollo a
la chorrera servido en cazuelas de barro, es a 4,50 dólares. No
obstante, todavía para un cubano promedio que cobra alrededor de 20
dólares al mes es un lujo incosteable el venir aquí a deleitarlo.
Otra actividad que reporta buenos resultados económicos a este lugar es
el servicio de comida a domicilio.
Con los nuevos platos que hoy se ofertan y los servicios que no se
brindaban cuando La Casona era administrada por Palmares, los ingresos
se han incrementado. Anteriormente, la parasitaria burocracia estatal
trababa la gestión: su autorización era precisa hasta para confeccionar
un nuevo plato.
Hoy, los asociados son los que deciden lo que se va a ofertar sin que
haya que consultar a instancias superiores. La cooperativa realiza
estudios de mercado para conocer lo que el cliente quiere y los recursos
de que se dispone.
Cuando la dirección y gestión del restaurante pertenecía al Grupo
Palmares, dependía del presidente del Grupo, del director de la Unidad
Empresarial de Base (UEB) y del director de la sucursal. Era tal el
verticalismo y la centralización reinante, que el administrador del
lugar, para poder ejecutar una pequeña reparación, decidir de qué color
pintar las paredes u ordenar un nuevo plato, tenía que esperar las
órdenes de la cadena de mando.
El consejo administrativo de La Casona está integrado actualmente por un
presidente y la asamblea general de los socios, que es la principal
instancia de la cooperativa y donde se toman las principales decisiones.
En estos momentos, los 42 asociados de la cooperativa son los que
deciden como dirigen y gestionan su cooperativa, sin necesidad de
esperar órdenes y sus ganancias dependen de lo que sean capaces de vender.
Antes, cuando se reportaban pérdidas, el Estado asumía el pago del
salario. Ahora para ganar hay que vender, y para eso se requiere de un
buen servicio.
La Casona de 17 abre sus puertas de ocho de la mañana a doce de la
noche, pero esto no es rígido: si hay clientes, no cierran hasta que los
últimos pidan la cuenta, así sean las dos de la madrugadaa.
origenesmadibas@gmail.com
Source: 'La Casona de 17', un modelo de la gestión privada | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/la-casona-de-17-un-modelo-de-la-gestion-privada/
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