Las mil y una historias de las cocinas de inducción
Aquí se trafica con turnos en la cola y libretas de racionamiento
Jueves, junio 16, 2016 | Fernando Donate Ochoa
HOLGUIN, Cuba.- El intenso sol no impide que una multitud se aglomere
frente a la entrada del Mercado Artesanal, Industrial y de Servicio
(MAIS) "La Marquesita", donde desde horas tempranas se vende la cocina
por inducción y su menaje.
Otro grupo espera enfrente, bajo la sombra, pero con menos posibilidades
de comprar el codiciado artículo. La cola, que comenzó el día anterior,
está organizada por turnos numerados que la mayoría de los presentes
adquirió al precio de cuatro CUC.
"Mi turno se lo compré a unas que son 'las dueñas' de las colas. Vienen
de tienda en tienda haciendo la lista y después venden los turnos", dice
un señor que está al punto de pasar a comprar el módulo, que incluye una
hornilla, cazuela, jarro, sartén con tapa y cafetera, por un precio de
500 pesos cubanos.
Es la primera vez este año que se comercializan las cocinas por
inducción en Holguín. La venta se ha realizado en diferentes tiendas
MAIS de la ciudad capital.
En la provincia está previsto recibir de forma paulatina 27 000 cocinas,
y aunque son 3 200 más que el año pasado, todavía "es una cifra
insuficiente ante la demanda", reconoció en el canal local Telecristal,
Rafael Torres Martínez, Director Comercial de Almacenes Universales.
Como requisito para la compra, el cliente tiene que presentar la libreta
de racionamiento, donde, en la página de "productos del agro" –que a
mitad del año permanece en blanco– el dependiente anota la adquisición
de la mercancía.
La medida se aplica para evitar el acaparamiento por la poca oferta,
dijo a la televisión Omer González Velázquez, Director Comercial del
Grupo Empresarial de Comercio.
La disposición precisa que solo se venderá una cocina por libreta, sin
embargo hay libretas de racionamiento donde están incluidas seis
personas o más.
Es el caso de Yanet. "Mi madre, que vive con mi padre y mis dos
hermanos, ya compró su cocina y mi suegra también. Yo vivo con mi esposo
en la casa de mi madre. Estamos independientes y necesitamos una
cocina", subraya la joven.
Para resolver su problema, Yanet logró obtener una libreta prestada a
cambio de uno de los dos turnos que tenía.
Desde la puerta, la administradora de la tienda anuncia que ya las
cocinas se acabaron, "pero por la tarde entrarán más", aunque desconoce
la hora de la llegada. Los que aún no han comprado se movilizan y
averiguan en qué número quedó la lista, y alguien responde que en el 84.
Todos están dispuestos a esperar, incluso "pasar toda la noche en la
cola si fuese necesario", afirma un señor que por su condición de
jubilado puede darse ese "lujo".
Entre tantos disgustos por la larga espera, la nota "cómica" la ponen
dos amigas que al parecer pensaron salir rápido de la cola. "Nos van a
buscar con la policía ahorita… Muchacha, mi marido no sabe que estoy
aquí y todavía no le hecho el almuerzo, pero yo no me voy hasta que
compre la cocina", enfatiza.
Una mujer que acaba de llegar pregunta por los turnos y le responden que
no se están repartiendo porque no hay cocinas en venta. Aprovechando la
situación, saca papel y lápiz de su cartera y comienza a hacer una nueva
lista donde se incluye como primera.
Rápidamente vienen otras personas que están alrededor y se anotan con la
esperanza de poder alcanzar un módulo de cocina de inducción, en la
segunda vuelta de la venta.
Source: Las mil y una historias de las cocinas de inducción | Cubanet -
https://www.cubanet.org/mas-noticias/las-mil-y-una-historias-de-las-cocinas-de-induccion/
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