Thursday, June 5, 2014

Pobre vecina mía sueña con el café

Pobre vecina mía sueña con el café
[05-06-2014 14:04:13]
Hugo Araña
Corresponsal de Misceláneas de Cuba

(www.miscelaneasdecuba.net).- Sin lugar a dudas, Antoñica cualquier día
sufrirá un infarto al miocardio. Y no es porque padezca del corazón. No.
Es que sólo piensa y repiensa (que hasta le corta el sueño a veces), que
no puede vivir así sin su taza mañanera de café; que por cierto, el que
le toca por la Libreta de Abastecimiento, por mucho que lo estire, y
estire, solamente le da para cuatro coladas.
Por lo tanto, en la misma cola matutina del pan (una popular Mesa
Redonda muy sui genere) cuando los ancianos como ella tocan el tema del
café, - cuyos comentarios dan para escribir el libro de la
Desesperanza-, lo que sale de su boca es como si estuviésemos
presenciando una pelea entre los vecinos del solar "La yuca agria".

Mientras Ñica, como le decimos a esta septuagenaria mujer, pasa por la
tortura de carecer de ese polvo, con el resultado que recorre entonces
La Playa matancera buscando quién lo vende de contrabando, que a veces
éstos y éstas lo suben o bajan de precio cuando lo poseen, ya que lo
deben de adquirir a través de los orientales (ahora titulados como
palestinos) que lo transportan en lo que sea hacia el este de la Isla
así sea en preservativos inflados que los pintan para que no se vea lo
que encierran, y pasen como si fuera azúcar prieta, y así burlarse de
cualquier inspección que los detengan en el viaje.

Ñica por lo tanto, se ha vuelto algo irascible. Primero, hay adivinar
cómo amaneció para poder mantener con ella cualquier conversación, que a
la corta o a la larga, el asunto del café hace presencia. Muchos le
recomiendan que lo sustituya por el flemático té, pero éste hay que
comprarlo en las tiendas donde el reina el CUC, y ella vive (¿?) de su
retiro desde hace algunos años.

Muchos vecinos nuestros que al parecer la estiman, pues en las mañanas
le llevan a su hogar (¿?) una buche de café para que pase aunque sea las
primeras horas del día, y otros por las tardes la invitan a un poquito,
y así Ñica si se quiere mengua sus insultos contra el Gobierno, al cual
lo califica de (imposible escribir el calificativo porque me lo van a
censurar), se cierra en su casita hasta que a veces la vemos durmiendo
en su prehistórico sillón sin atender el programa de turno.

Así vive. O mejor subvive, siempre pensando en esa bebida, que pensamos
que hasta en sus sueños lo ve cuando lo echa en su colador prehistórico
ya con categoría de museable.

Pobre vecina mía. Pobre. Que una mujer acabando de vivir aunque sea no
pueda tener a su disposición este producto cubano en moneda nacional,
porque el que aparece en las acondicionadas tiendas (las famosas
shoppings) de vez en cuando hacen mutis, ya que es sabido por todos que,
un porciento de la producción nacional lo exportan desde tiempos
inmemoriales por la buena calidad que posee; que es entonces surge una
pregunta sin esperarla en la mente de cualquiera, ¿cuántos cubanos y
cubanas pasarán y pasan por este via crucis que no terminará jamás?

Source: Pobre vecina mía sueña con el café - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/53905cbd3a682e0bd81571c9#.U5CKmvmSwx4

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