Otra obra de la revolución
Jueves, 23 de Agosto de 2012 16:03
Escrito por Saylí Navarro Álvarez
Cuba actualidad, Perico, Matanzas, (PD) "La caña no se da silvestre",
escribió el 11 de julio Juan Varela Pérez, periodista del diario Granma,
quien desde hace varios años escribe trabajos vinculados al cultivo y
producción de la caña de azúcar. Más adelante ratificó: "Esta planta
exige la máxima calidad en su atención desde la preparación de los
suelos y la siembra, hasta la cosecha". Seguidamente se lamentó al
reconocer que es muy reducido el número de productores en el país que
cumplen con esta regla y consiguen resultados desde menos a más.
cana-danada
Queda claro, para silenciar a los fanáticos del discurso oficialista
-que culpa a políticas y gobiernos foráneos de la crisis palpable que
destruyó a nuestra principal industria-, que todo se ha gestado en el
suelo de la nación. Primero, las "especializadas decisiones" de Fidel
Castro Ruz al frente del gobierno durante los años noventa de la
centuria pasada cuando, abrumado por los bajos precios del producto en
el mercado mundial, ordenó cerrar las fábricas de azúcar. Sumado a esto,
nunca decretó su cuidado y conservación para volverlas a utilizar si
mejoraban los precios. Los años consiguieron la demolición total de los
ingenios. Para dolor de los trabajadores amantes de la institución que
les facilitó la vida, hoy sólo quedan las torres y el terreno convertido
en vulgar potrero.
Hoy la nación no cuenta ni con las fábricas idóneas para la producción
del dulce, ni tiene la caña de azúcar, especial materia prima para
conseguir el grano y extraer sus derivados.
Con la desaparición de estas se perdieron también los obreros y los
especialistas quienes habían ganado su experiencia a través de los años.
Estos hombres se fueron hacia otras labores para buscar en aquellos
horizontes el sustento de su familia.
Hoy resulta casi imposible disfrutar de plantaciones de cañas de azúcar
de calidad ni a la orilla de las carreteras, donde siempre se mostraron
los mejores cañaverales para alegrar la vista de los dirigentes
políticos y tranquilizar a los turistas con una posible recuperación de
nuestro país hacia los primeros planos productivos a nivel mundial.
La zona donde vivo, con sus tierras rojas y fértiles, se ufanaba de
privilegiada en el sector agroindustrial azucarero. Hasta el año 1976 el
municipio de Perico contó con los centrales Tinguaro y España
Republicana. Cientos de trabajadores se enorgullecían de brindar sus
conocimientos y esfuerzos en la industria azucarera. Solo en el España
se molían 650 000 arrobas de caña diariamente. Era la mayor fábrica de
la provincia. A partir de las "especializadas decisiones" de Fidel
Castro, ambas fábricas de azúcar desaparecieron.
Se nos ensenó a engañar a los dirigentes a lo largo de todos estos años.
Y así siempre se actúa en nuestro país. Pero tanto va el cántaro a la
fuente...
En un campo de caña, a la salida del pueblo hacia el poblado de
Altamisal, le aplicaron una sobredosis de herbicida químico a las
cabeceras de los surcos de caña de azúcar para hacer creer a los
dirigentes de la agricultura y del Partido Comunista en Perico que todo
el campo estaba limpio de malas hierbas. Pero el tiro salió por la
culata. La química quemó la plantación cañera en toda el área donde fue
aplicada (como puede apreciarse en las fotos que acompañan este
escrito). Parecía que hubo fuego en el lugar. Tuvieron que cortar el
retoño en el área afectada y la mentira quedó desenmascarada.
Desconocemos si los responsables de este abuso de poder, de este crimen
a la economía de la nación, han tenido que responder ante las leyes. O
si este caso simplemente es uno más dentro del inmenso dossier en que se
guardan todas las barrabasadas cometidas por Fidel Castro Ruz, en sus
muchos años de experimentos a lo largo y ancho de la isla, sin tener que
darle cuentas a su pueblo por el fracaso.
Para Cuba actualidad: saylinavarroalvarez@yahoo.es
http://primaveradigital.org/primavera/economia/51-economia/5020--otra-obra-de-la-revolucion-.html
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