Friday, July 18, 2014

El Trigal, un mercado de abastos desabastecido

El Trigal, un mercado de abastos desabastecido
Siete meses después de inaugurado, aún no ha podido ganarse la confianza
de los productores ni de los compradores
ORLANDO PALMA, La Habana | Julio 18, 2014

Encontrar El Trigal no es tarea fácil. Ningún cartel señala el camino
hacia el primer mercado mayorista de abastos en Cuba, inaugurado con
bombo y platillo hace siete meses.

A unos cinco kilómetros de la avenida de Rancho Boyeros, donde estuvo un
mercado de Acopio, se alzan las enormes naves de El Trigal. A ambos
lados de la estrecha carretera, carros que van y vienen, arrastrando un
tipo de remolque hecho con trozos de madera y metal. Un chofer me aclara
que se le llama "tráiler criollo" y es necesario legalizarlo y sacarle
una matrícula para que pueda circular.

Las naves están pintadas de verde y amarillo. En la entrada pagué tres
pesos moneda nacional, mientras los vendedores presentaban su ficha de
cliente y abonaban 110 o 120 CUP en función del lugar donde ubicarían
sus productos. Algunos parecían conocerse y se saludaban, otros –como
yo– entraban desorientados y trataban de encontrarle una lógica al lugar.

El Trigal se creó al amparo del decreto 318 con el propósito, entre
otros, de "eliminar trabas en la comercialización de productos
agrícolas". Sin embargo, los usuarios se quejan de los numerosos
obstáculos que distinguen el día a día de El Trigal.

"Yo empecé vendiendo aquí, pero después no permitieron más que los
socios trajéramos los productos, así que ahora sólo vengo para ayudar a
descargar", cuenta Ismael Escobedo, cuyo suegro tiene tierras
productivas en San Antonio de los Baños. Varios miembros de la
cooperativa que regenta el lugar confirman lo dicho por el joven: en los
primeros meses se permitían hasta cuatro socios de un mismo propietario
de tierra para comercializar la mercancía. Hoy, sólo puede hacerlo el
propio dueño.

"¿Y si el propietario de la tierra está enfermo, tiene una minusvalía y
no puede venir? ¿Puede mandar a otro?", pregunté con ingenuidad en la
ventanilla de inscripciones. La respuesta fue contundente: "No, no
aceptamos a otra persona que no sea el dueño". Ya voy entendiendo por
qué la existencia de El Trigal no acaba de notarse en la tablilla de
precios de los mercados agrícolas.

Con sus 16.000 metros cuadrados, el mercado mayorista es operado por una
cooperativa no agropecuaria que está formada por diez socios y renta las
áreas para la venta y el alquiler de los montacargas, paletas y
carretillas. La Empresa Provincial de Mercados sigue siendo la dueña del
inmueble. Tiene 292 espacios para arrendar y andenes para que despachen
70 camiones a la vez. Eso es su potencial, pero la realidad es otra.

En el momento de mi visita había varias naves vacías y apenas unos
veinte camiones descargaban su mercancía. La cafetería sólo estaba
ocupada por moscas, que volaban de una mesa a otra, y de los apetitosos
productos, cuyas fotos cubrían las paredes, apenas quedaban en oferta el
sándwich de jamón y la limonada. Del amplio menú del primer día ya no
había nada.

¿Por qué estas instalaciones están usadas muy por debajo de sus
capacidades? "El margen entre el precio del producto que me venden aquí
y el precio que yo lo vendo en mi tarima es muy apretado", cuenta
Gustavo Suárez, que tiene su puesto en la calle San Rafael de Centro
Habana. "Esta es la última vez que vengo porque no me da negocio",
enfatiza mientras selecciona unos melones entre algunos partidos y otros
todavía sucios de tierra.

"Lo que no me gusta es que cada vez que llego han cambiado algo", se
queja Rodolfo Bustamante, que viaja desde Güira de Melena para ofrecer
su mercancía. Critica sobre todo los horarios. "Antes abría de ocho de
la noche a ocho de la mañana, luego fue a partir de las diez de la
mañana y ahora abre de siete de la mañana a siete de la tarde". Para los
productos agrícolas unas horas más de espera o el regreso a la finca
para volver al otro día, pueden significar que se pierdan.
Entre el ruido de los vehículos y el fuerte sol, los sacos de cebolla,
pepino, plátanos, pimientos y otros productos agrícolas pasan de los
camiones a los andenes. Se vende y se compra, es cierto, pero no hay una
subasta donde los interesados regatean y los productores tratan de
mantener sus precios. Todo se mueve con excesiva lentitud y parece
pactado de antemano. "Muchos no quieren venir aquí, sobre todo si ya han
hecho la gestión con los productores para que les lleven las mercancías
hasta sus puestos", explica el camionero de una cooperativa. A su
juicio, El Trigal no ha logrado "levantar presión" porque "los precios
no se diferencian mucho de los que se pueden conseguir en otros lugares".

"Desde que abrieron El Trigal los precios se han disparado más todavía",
asegura Marcia, que despacha en un mercado agrícola en la avenida
Porvenir. Su opinión es compartida por muchos, que creen que el nuevo
mercado mayorista "niveló a la alza" productos como las naranjas, el
melón, los limones, la cebolla, la fruta bomba, entre otros. "Ahora ya
los productores no llegan hasta nuestro mercado, sino que estamos
obligados a ir a El Trigal, con el consiguiente gasto en transporte",
apunta con molestia la señora.

Pero ahí no terminan los tropiezos. En El Trigal los productores sólo
pueden vender sus excedentes, después de haber cumplido los compromisos
con el Estado. A esto se debe la ausencia de productos lácteos, carne,
café, miel, papa, cacao y chícharos, cuya comercialización está
prohibida porque se supone a priori que no hay excedentes en el país.
Así que, desde su inicio, el primer mercado mayorista de abastos tiene
una larga lista negra de lo que no se puede vender ni comprar en sus
instalaciones.
El lugar no escapa a los absurdos que afectan otras esferas productivas
y de servicios. En medio de una realidad llena de ilegalidades,
subterfugios, prohibiciones e informalidades, es la prueba que no se
puede crear una "isla" de eficiencia y transparencia. Siete meses
después de inaugurado, El Trigal no ha podido ganarse la confianza de
los productores ni de los compradores, tampoco ha reportado el esperado
alivio al bolsillo de los consumidores.

Source: El Trigal, un mercado de abastos desabastecido -
http://www.14ymedio.com/reportajes/Trigal-mercado-abastos-desabastecido_0_1598840101.html

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