Un mercado sin alma
Fernando Ravsberg
BBC Mundo, @ravsberg
Jueves, 8 de agosto de 2013
11 cubanos han muerto a manos de otros cubanos que vieron la posibilidad
de ganar un poco de dinero fácil robando alcohol en su centro de trabajo
para venderlo después en el mercado negro. No es la primera vez que
ocurre y probablemente no será la última.
Durante la crisis de los 90 estuve en un pequeño pueblo de la provincia
de Matanzas, donde un vendedor de frituras mató a decenas de sus vecinos
y a su propia hija porque sus "proveedores" trasladaron la materia prima
en sacos de insecticida.
Más recientemente una treintena de enfermos mentales murieron de hambre
y frío porque un grupo de bandidos con títulos de médicos y enfermeros
vendían en el mercado negro los alimentos que Salud Pública enviaba para
los pacientes.
Una vez vinieron a la puerta de mi casa a vendernos leche en polvo y
cuando preguntamos por su calidad el vendedor nos respondió muy
satisfecho: "es de primera, nosotros la sacamos de la escuela especial",
en otras palabras se la robaban a los niños minusválidos.
Los especuladores no tienen alma, durante la crisis económica
aprovecharon el hambre para vender aves carroñeras como pollo, milanesas
hechas de trapo de piso, pizzas cubiertas de condones derretidos en
lugar de queso y hasta riñones humanos robados de la morgue.
Pero lo cierto es que aun hoy es difícil vivir al margen del mercado
negro, es imposible adquirir legalmente madera, acero para rejas,
oxígeno y acetileno para reparar la carrocería de un automóvil y a veces
"se pierden" de las tiendas la pasta de afeitar, el champú, las colchas
de piso o los pañales.
Los altos precios y la mala calidad de la ropa y zapatos que venden las
redes comerciales del Estado han provocado que florezcan las tiendas
particulares abastecidas con prendas que llegan de contrabando desde
Ecuador, Miami, Panamá e incluso Rusia.
Es más fácil y más barato comprar un aire acondicionado o un televisor
en la página web "Revolico", una página de anuncios clasificados en
Cuba, que en las tiendas del Estado. Incluso tienen mejor garantía
porque estos particulares temen que se les acabe el negocio si son
denunciados por un cliente.
De una u otra forma es la ineficiencia del sistema comercial estatal la
que nos empuja a todos a los brazos de los especuladores, nadie puede
vivir sin caer en sus manos en algún momento para resolver necesidades a
las que no hay otra forma de acceder.
Pero casos como este nos recuerdan que lo más grave del mercado negro no
son sus repercusiones económicas o morales sino los peligros que implica
para la vida la existencia de un sector económico tan importante sin el
menor control sanitario.
En este sentido, una de las grandes ganancias de la apertura económica
al trabajo por cuenta propia es que saca de las sombras a muchísimos
productores clandestinos y, al hacerlos visibles, le permite a Salud
Pública y a otras instituciones realizar los controles pertinentes.
Reducir el mercado negro siempre fue una prioridad del gobierno pero el
uso sistemático de la policía no ha dado resultado. Ahora parecen
proponerse otros caminos como la creación de mercados mayoristas que
eviten la escasez temporal de productos.
Faltan aún otros pasos importantes, como la creación de tiendas para los
autónomos con la variedad que reclama el mercado, con precios
competitivos y con las calidades requeridas, una oferta tan atractiva
como para garantizar que comprarán allí sus insumos.
La reducción del mercado negro o el fin de la escasez no es una garantía
de que no habrá más casos como el que Cuba acaba de vivir. En España no
faltaba nada en las tiendas cuando vendieron aceite de colza a la gente,
provocando miles de intoxicados.
Por lo pronto las autoridades deberían revisar el sistema de
reclutamiento y formación de sus empresas de seguridad, porque los
guardias que sustrajeron el metanol no son una excepción, yo mismo he
visto como muchos de ellos dejan robar a cambio de una "comisión".
Si algo positivo se puede sacar de esta experiencia es la investigación
paralela realizada por la prensa nacional para informar a la población.
Es algo novedoso que podría marcar los primeros pasos hacia el objetivo
de convertir los medios en un servicio público.
La divulgación periodística es clave, acerca a los cubanos a las causas
del problema, les muestra cómo se produce, su costo humano y las
consecuencias para los implicados. En casos como estos hacer pensar a la
ciudadanía es una labor preventiva de primer orden.
Source: "Un mercado sin alma - BBC Mundo - Blogs" -
http://www.bbc.co.uk/mundo/blogs/2013/08/130808_blog_cartas_desde_cuba_mercado_sin_alma.shtml
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