El Estado es el principal promotor de comida chatarra en Cuba
septiembre 10, 2014
Yenisel Rodríguez Pérez
HAVANA TIMES – Semanas atrás Margaret Chan, directora de la Organización
Mundial de la Salud, visitó Cuba. En medio de los halagos que la
funcionaria dirigía públicamente a la industria farmacéutica nacional y
con la prudencia que exigía el caso, llamó a poner atención al tema de
la alimentación segura y equilibrada.
Recordó a los políticos presentes que cualquier rentabilidad generada a
corto plazo por la comida rápida es opacada por los elevados costos que
conlleva el tratamiento de las enfermedades crónicas no trasmisibles
asociadas al alto consumo de aquellas.
Era evidente que la funcionaria estaba informada del alto índice de
morbilidad asociado a malos hábitos de alimentación en el país.
A pesar de la relevancia y la actualidad del tema abordado por la
directora de la OMS, los medios de comunicación cubanos no hicieron
referencia alguna del hecho, lo que a mi entender fue un olvido
intencionado.
A pesar de ser un tema muy abordado por programas televisivos
especializados en temas de salud, no recuerdo que se haya debatido
públicamente sobre el rol que ha jugado la gastronomía estatal en el
reforzamiento de los malos hábitos de alimentación de los cubanos, sobre
todo en los último tiempos, en los que se ha avanzado en las ciencias de
la nutrición.
En la actualidad la oferta de los establecimientos gastronómicos
estatales no pasa de ser una letanía de embutidos supergrasosos,
picadillos altamente condimentados, frituras cocinadas en aceites
saturados de varios días, refrescos instantáneos, y panes mustios y ácidos.
De este modo la dirección comercial de la gastronomía estatal disminuye
los costos de producción al mínimo, a la vez que eterniza una oferta
reducida y alta en calorías vacías, perjudicando la salud del consumidor
de bajos recursos, principal cliente de la gastronomía estatal y el
mayor sector de consumo del país.
Esto evidencia la ausencia de voluntad política real para diseñar
ofertas más saludables que den la posibilidad de elección al consumidor.
En un pasado cercano existieron intentos de incluir opciones saludables
en la gastronomía estatal, pero como en el fondo no pasaron de ser
estrategias demagógicas que buscaban ocultar la precarización del
sector, perecieron ante los contratiempos y las absurdidades: un ejemplo
célebre fueron los restaurantes vegetarianos.
En la actualidad algunas iniciativas aisladas, como la de vender jugos
naturales, sólo han venido a intensificar el problema, pues la falta de
infraestructura para almacenar y comercializar productos naturales hace
que los jugos se fermenten en los dispensadores antes de ser vendidos,
generando tantos problemas de salud como el más sintético de los refrescos.
Por supuesto, el Estado cubano está muy lejos de asumir una actitud
responsable en este sentido, quedando a la saga de iniciativas
regionales como el programa "Plato de buen comer" implementado por el
gobierno mexicano que promociona hábitos alimenticios saludables; o los
planes del gobierno ecuatoriano de elevar los impuestos a la comida
chatarra para desmotivar el consumo excesivo de la misma.
Otro ejemplo de doble moral en nuestras autoridades, que luego de
codearse con los movimientos ecológicos y alternativos del mundo,
terminan por validar, desde su gestión social, la hegemonía del interés
económico.
Source: El Estado es el principal promotor de comida chatarra en Cuba -
Havana Times en español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=99106
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