Nuevo restaurante privado apela a la nostalgia soviética, busto de Lenin
incluido
AGENCIAS | La Habana | 23 Ago 2014 - 8:22 pm.
Nazdarovie, brindis ruso que equivale a '¡Salud!', se inauguró el
viernes con un menú estrictamente eslavo e imágenes de la Guerra Fría.
En un nuevo restaurante privado de La Habana no se sirve arroz,
frijoles, ni plátanos fritos. Se puede pedir un mojito, pero en vez de
ron lo preparan con vodka. Los meseros hablan ruso y los clientes deben
pedir sus alimentos en ese idioma, pero nadie debe preocuparse: el menú
de este restaurante estilo soviético viene con la traducción y guías de
pronunciación.
Nazdarovie, brindis ruso que equivale a "¡Salud!", se inauguró el
viernes con un menú estrictamente eslavo, como borsch (una sopa de
verduras que debe su color rojo a la remolacha) y los varénikes
ucranianos, preparados a mano en el lugar por babushkas que nacieron en
la Unión Soviética pero viven en Cuba desde hace mucho tiempo, informa AP.
El lugar es un homenaje a la nostalgia por los lazos con la Unión
Soviética durante la Guerra Fría, cuando Moscú era la principal fuente
de comercio y asistencia y cuando cientos de miles de cubanos viajaron a
Europa Oriental como estudiantes, artistas y diplomáticos.
"Para muchos de ellos fue la primera vez que salían de la Isla. Tienen
nostalgia del tiempo que pasaron allí, de los sabores que experimentaron
por primera vez", dijo Gregory Biniowsky, un canadiense de 45 y de
origen ucraniano a quien se le ocurrió la idea y la hizo realidad con
tres socios cubanos.
"La idea de Nazdarovie es celebrar un vínculo social y cultural único
que existió y que hasta cierto grado existe todavía entre la Cuba de
2014 y lo que fue la Unión Soviética", dijo Biniowsky, abogado y asesor
que vive en La Habana desde hace dos décadas.
Vodka con Lenin
El colapso del bloque socialista de Europa Oriental puso fin a esa
estrecha relación entre Moscú y La Habana y lanzó al abismo la economía
cubana, pero el presidente ruso Vladimir Putin ha hablado recientemente
de relanzar la relación. El mes pasado hizo una visita de Estado a Cuba,
barcos de guerra rusos atracan regularmente en la Bahía de La Habana y
el régimen castrista ha respaldado a Moscú en su disputa por Ucrania.
Nazdarovie, que ocupa el tercer piso de un edificio histórico de
apartamentos en el Malecón, es un homenaje a los viejos tiempos.
Detrás de la barra, matrioshkas y un busto de Lenin custodian botellas
de vodka caro. Una pared está llena de reproducciones de carteles
soviéticos de propaganda, un intento de provocar conversaciones entre
los clientes que se sientan una mesa colectiva grande, pero la única
señal de que estamos en el trópico es la espectacular vista del perfil
de La Habana y el Estrecho de la Florida desde la terraza. En un ensayo
de inauguración esta semana, jóvenes meseras cuidadosamente vestidas
sirven platos humeantes de solianka, una sopa rusa de carne, a unos 20
invitados.
El menú de la cena incluye pelmeni (dumplings rellenos de carne, crema
agria y eneldo); golubtsy (rollos de repollo cocinados lentamente en una
salsa de tomate; cerdo Stroganoff (la carne de res escasea en la isla) y
para postre, unos blinis (crepas dulces), llamados "blinchiki" en ruso.
Biniowsky dijo que la mayoría de los ingredientes son de producción
nacional, con la excepción de la harina para el pan negro y el caviar,
que importan enlatado en las maletas de amigos y familiares que viajan
al extranjero. El caviar normal cuesta unos 15 dólares la onza (28,3
gramos); hay opciones más exclusivas y costosas para ocasiones especiales.
Una experiencia traumática
En la cocina, con aire acondicionado, Irina Butorina agrega grandes
cantidades de mayonesa a una mezcla de papa, huevo, jamón y guisantes,
para preparar una ensaladilla rusa, un plato popular en los antiguos
estados soviéticos y que según la leyenda fue inventado por un chef
belga, o franco-ruso, llamado a Lucien Olivier.
Butorina, de 56 años, se enamoró de un estudiante cubano que conoció en
la universidad en su natal República Socialista Soviética de Kirguistán,
ahora llamada Kirguistán, y se mudó a la Isla en 1984. La mujer dijo que
el gusto de las recetas de su mamá cambió a medida que se adaptó a Cuba.
"Al principio cocinaba aquí mucha comida rusa, pero luego se perdieron
muchas cosas en el mercado, por ejemplo, la col... Entonces hago comida
cubana", dijo. "Pero los compañeros de aquí han formado ese restaurante,
fue el sueño de ellos... y fue el sueño de nosotros".
Expertos dicen que la historia de Butorina es típica de la diáspora
soviética en Cuba: de los aproximadamente 3.000-4.000 cubanos nacidos en
la Unión Soviética o descendientes de ellos, en su mayoría son mujeres
soviéticas que se casaron con estudiantes universitarios cubanos y se
mudaron a la Isla.
Algunas se divorciaron o enviudaron, pero se quedaron en Cuba durante
muchos años con poco o ningún contacto con su tierra natal.
"Pienso que para muchos es una experiencia realmente traumática porque
hay muchas de nuestras mujeres que no han viajado, que no han vuelto a
visitar sus patrias después que la Unión Soviética se desintegró... que
no han logrado la ciudadanía de Ucrania o Bielorrusia", dijo Dimitri
Prieto-Samsonov, antropólogo que estudia la diáspora soviética en Cuba.
'Por la amistad indestructible'
En Nazdarovie, un cartel en particular se destaca en medio de la crisis
entre Moscú y Kiev. Creado bajo Nikita Kruschov para conmemorar los 300
años de la reunificación de Rusia y Ucrania, muestra a dos corredores
que representan a las dos repúblicas soviéticas cruzando la meta juntos.
"Por la amistad indestructible y por nuevos éxitos en el deporte", dice
el lema que acompaña al cartel.
"Ese cartel puede parecer hasta un chiste, casi de humor negro", dijo
Prieto-Samsonov, hijo de madre rusa y padre cubano y quien vivió los
primeros 13 años de su vida en Rusia.
"Que no sea lo que está pasando entre nuestros países", agregó. "Tenemos
muchos deseos de tener paz".
Biniowsky dijo que Nazdarovie busca trascender la política y crear un
sentido de comunidad: personas de origen ruso y ucraniano y otros, que
trabajan, cocinan y comen juntos, unidos por la memoria compartida de
una nación estado en vez de estar divididos por la animosidad del momento.
"No en el sentido utópico ingenuo", dijo. "Compartir el pan y
emborracharse con vodka es clave para la paz".
Source: Nuevo restaurante privado apela a la nostalgia soviética, busto
de Lenin incluido | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1408818138_10103.html
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