Somos ya un pueblo de carroñeros
Lunes, Octubre 8, 2012 | Por Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -A Rosa le pareció rara la
pasta con trozos de tendones y pellejos, exhibida dentro de un tacho
niquelado. Se vendía como masa de chorizo, en El Ranchón, un mercadito
del municipio Arroyo Naranjo, a quince kilómetros del centro de La Habana.
Ante la duda, Rosa preguntó por qué la masa se veía aguada, a lo que el
dependiente contestó: "no sé, así me lo traen del centro de elaboración,
y hasta ahora tiene buena aceptación".
Rosa no lo pensó dos veces. Compró cinco libras de aquella piltrafa, a
12 pesos la libra, por un precio total equivalente a 2.50 dólares. En
realidad, no tenía nada más para la cena.
Apenas llegó a su casa, se le ocurrió colar la supuesta masa de chorizo
y, de las cinco libras, quedaron dos de todo un poco, menos chorizo. Lo
que traspasó el colador era una mezcla de harina con agua. Una verdadera
estafa.
Debemos admitir que los cubanos hemos devenido un pueblo de carroñeros.
El gobierno surte a la gente de subproductos de carne animal, sin el más
mínimo control epidemiológico y de calidad en los diferentes eslabones
de distribución. Se trata de engendros que, desde luego, no degustan los
gobernantes. Picadillos condimentados, masa de croqueta, salami y
mortadela a partir de desechos de res, cerdo o subproductos de ave
importada… son el "refuerzo nutritivo", la proteína en la mesa del
cubano de a pie.
Lástima que ya no esté Fidel Castro para ofrecernos una conferencia
magistral sobre la piltrafa que hoy se vende en las "Carnicerías
Especializadas", como en su momento hizo con las hamburguesas SAZ, que,
según él, superaban en calidad a las de McDonalds, del imperio yanqui.
Mientras Fidel experimentaba con nosotros y decía apostar por
convertirnos en un pueblo de vegetarianos, los venenosos embutidos de
bajo costo, a precios liberados, minaban el mercado.
Desde hace unos seis meses, se ve a los habaneros de la periferia
corriendo con ansiedad tras los furgones no refrigerados de la Empresa
de Productos Cárnicos de La Habana, cargados con residuos de res y
cerdo, provenientes de los mataderos.
La venta se realiza desde el mismo camión, sin la más mínima condición
higiénico-sanitaria. El precio de lo que venden es asequible y no
podemos aspirer a más, todos se contentan con las costillas peladas, el
hueso de lomo, los riñones o la lengua de res. Por ejemplo, entre los
desperdicios de res está la ternilla, a seis pesos la libra, en moneda
nacional; el hueso de lomo, a 8 pesos la libra; los huesos de la punta
del pecho, a 10 pesos la libra; los riñones, a 5 pesos; la pata y panza,
a 5 pesos. Del cerdo, venden las vísceras, corazón, hígado y riñón.
El Estado ha resuelto sacarle el dinero al pueblo vendiéndole estos
desechos, que antes se destinaban al consumo de los animales en el
Zoológico Nacional. Esto contrasta con lo que dicen las autoridades de
salud pública en Cuba, celosas en la vigilancia y prevención de la
diabetes, el colesterol, los malos hábitos nutricionales, y que, además,
abogan nos recomiendan una dieta balanceada y el consumo de vegetales y
hortalizas.
Embutidos de "ave..rigua qué" y desperdicios de carne animal, son hoy el
plato fuerte para el cubano promedio. El que quiera carne tendra que
buscarla en las Tiendas Recaudadoras de Divisas, donde el kilogramo de
carne de res cuesta entre 9 y 11 dólares, el equivalente al salario
promedio de más de quince días.
odelinalfonso@yahoo.com
http://www.cubanet.org/articulos/somos-ya-un-pueblo-de-carroneros/
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