Friday, July 8, 2011

OTRO ESCÁNDALO EN LA EMPRESA CÁRNICA DE SANTIAGO DE CUBA

OTRO ESCÁNDALO EN LA EMPRESA CÁRNICA DE SANTIAGO DE CUBA
08-07-2011.
Lic. Ernesto Antonio Vera Rodríguez
Abogado Independiente

(www.miscelaneasdecuba.net).- Santiago de Cuba. La Corrupción en
Santiago ha ido en aumento. Este 2 de julio se pudo conocer a través del
periódico "Sierra Maestra", lo que ya el Centro de Estudios Estratégicos
para la Democracia Proactiva venía denunciando desde el mes de noviembre
del año 2010.

7 meses después de que el CEEDPA publicara estas denuncias a través de
la Aplopress y Bitácora Cubana, además del Twitter ErnestoVeraRod, el
Sierra Maestra reveló que el 25 de junio fue detenido en la Autopista
Nacional kilómetro 6, un auto Lada estatal color rojo, matrícula USC –
875. Al revisar el vehículo se ocupara 102 libras de carne de res, 68
libras de carne de cerdo, 11 libras de picadillo de chorizo, 14 libras
de mortadella. Los productos se encontraban escondidos en la guantera a
la que se le hizo un doble fondo a todo el ancho del carro para ampliar
su capacidad y detrás del asiento trasero.

En el auto viajaban el Director de la empresa cárnica, el Jefe de
gestión de flota y el Jefe de Turno de los custodios.

Pero como ocurre en casi todos los procesos investigativos realizados en
Cuba, han quedado impunes el Jefe Comercial de la Empresa y su chofer
Boris Hechavarría la esposa de éste Yanet Rivas Zamora quienes desde el
año 2002 se dedican a vender carne de res en el Reparto Santa Bárbara de
Santiago de Cuba, y quienes no serán procesados en vista a que han
servido a la Policía Política en actos de repudio y otros de similar
corte deleznable contra la oposición. Este matrimonio y el Jefe
Comercial del Cárnico delinquen con la protección de la Policía, y
aunque se les efectuó registro en una ocasión el cual resultó positivo,
nada ocurrió y han continuado con esta actividad durante 9 años.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32881

Thursday, July 7, 2011

Feeding the Jewish Community of Cuba

July 7, 2011, 9:30am

Feeding the Jewish Community of Cuba
By Nadia Schreiber

The Jewish population of Cuba, once over 15,000, has dwindled to just
over 1,000 in recent years, but their dedication to maintaining that
community is strong. The three synagogues (an Orthodox, Conservative
Ashkenzi and Conservative Sephardi) in Havana serve as community
centers, distribution centers for donated food and medical supplies,
party halls and, of course, religious spaces.

Despite the vibrant, unified community (and strong influence of Jews
from around the world), Jewish Cubans cannot completely evade national
problems. And one of the biggest issues that the Cuban people face today
is a nation-wide food shortage.

In the American conscientious food community, we concern ourselves with
local and sustainable food and making this more readily available. For
the Jewish community of Cuba, the issue is not whether or not the
plantains in their Shabbat dinner were grown sustainably, it's whether
or not there will be plantains at all. And with only one kosher butcher
on the whole island, kosher meat is hard to come by. Government food
rations often only include pork, if they include any meat at all.

Despite the national food shortage and the meat crisis facing all Cubans
today, the Jewish community has been relatively fortunate, receiving
kosher food donations from abroad, but this raises the issue of how far
our food must travel in order to reach Cuba. All products from the
United States must pass through a third-party country before entering
Cuba. For example, you might be able to find Honey Nut Cheerios in one
of the touristy grocery stores, but they will almost-certainly have
passed through Mexico before landing on the shelf in Havana.

In some ways, the food that enters the Jewish community is often more
sustainable coming directly from the U.S. or Canada through Jewish
mission-trips. (People visiting Cuba can bring a certain amount of food
into the country without having to pass through a third-party country.)
The food is collected at the different synagogues and then distributed
to the members on the basis of need.

Kosher for Passover foods are in fact the most popular donations that
the synagogues of Cuba receive. People all over the world send boxes of
matzo and other Passover foods to Cuba, and generally there is more than
one box of matzo per person. But during non-holiday times, meals become
default celebrations of local foods — whatever happens to be in the
vegetable market that week, or what cheese is coming in from the
surrounding countryside.

In my four months in Cuba, I was lucky enough to get to enjoy a Shabbat
meal with the Ashkenazi congregation nearby. The week that I joined them
for dinner was, like many weeks, a dairy meal, as no meat was available
to the congregation. We ate rice and beans (congri, a Cuban staple —
rice cooked with small amounts of black beans), plantains, cabbage
salad, tomatoes and cheese. This meal was similar to what I ate
throughout my time in Cuba, representing the locally available
vegetables and cheeses. The most meaningful part of the Shabbat meal,
was sitting and conversing with my fellow diners. At first seen as an
outsider, by the end of the dinner I felt connected to the Jewish
community of Cuba.

Much of our work at Hazon is about bringing people together in their
communities; for us, a local food movement is one framework in which we
work. But Cuban Jews are coming together around food in an entirely
different way — they come together to share what little is available
locally, and enjoy the donations that come from Jews over the world.

Nadia Schreiber, one of Hazon's summer interns, was born and raised in
Tribeca, NY and is currently a junior at Middlebury College in Vermont
studying International Studies. She has spent this past semester
studying in the school of History, Philosophy and Sociology at the
University of Havana in Cuba.

http://blogs.forward.com/the-jew-and-the-carrot/139496/

Tuesday, July 5, 2011

Y LA COMIDA QUÉ?

¿Y LA COMIDA QUÉ?
05-07-2011.
Ana Margarita Perdigón Brito
Periodista Independiente de la Agencia Yayabo Press

(www.miscelaneasdecuba.net).- Numerosos espirituanos se quejaron el
primero de julio por la escasez de alimentos, los altos precios y las
medidas contra los cuentapropistas.

Diversos vecinos de la villa del Yayabo expresaron en plena calle el
pasado viernes su descontento por la situación actual que se confronta
en esa ciudad tras la elección del nuevo primer secretario provincial
del partido único.

El autor de uno de los comentarios dijo: "El recién nombrado José Ramón
Monteagudo ha dado muestras de gran actividad. Visitó numerosos centros
estatales, de los que ha botado a más funcionarios corruptos; también
están pintando y arreglando la ciudad, en lo cual gastan millones de pesos".

Y continuó el comentarista: "Está embelleciendo la fachada; por eso le
han puesto Cara Linda. ¿Será porque piensan celebrar el 26 de Julio en
Sancti Spíritus? Pero con esas medidas no se resuelven los verdaderos
problemas, como el de la alimentación, que se mantiene escasa y con
altos precios".

Otro de los presentes comentó: "Están presionando a los trabajadores por
cuenta propia; quieren impedir que los dueños de cafeterías vendan
productos elaborados por otras personas. También a los bicitaxistas y a
los cocheros les dificultan su actividad".

Y concluyó Mario López: "Los espirituanos no entendemos por qué traen
jefes de otras provincias. El anterior, Acebo Cortiña, era de Villa
Clara, y demostró que no le interesaba el progreso de Sancti Spíritus.
Ahora traen a Monteagudo desde Cienfuegos; por el momento lo está
haciendo mejor que el otro, pero ya veremos en qué para todo esto".

Reportó, desde Sancti Spíritus, Ana Margarita Perdigón, Agencia Yayabo
Press.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32826

Monday, July 4, 2011

Café con aroma de escasez

Café con aroma de escasez
Lunes, 04 de Julio de 2011 01:16
Augusto César San Martin

Habana, La Habana, 4 de julio de 2011, (PD) Desde que el gobierno
anunció que el café distribuido por la libreta de racionamiento seria
mezclado con chícharo, las cafeteras domesticas comenzaron a temblar.

Este tipo de mejunje que se vende para estafar al ingenuo, tiene miles
de aromas menos el del café.

La mezcla llegó con el consejo de no llenar el recipiente de polvo y
utilizar mayor cantidad de agua. Todo un reto para obtener la coladita
necesaria que estimule el ánimo en la mañana.

La verdad es que tratar de colar café se ha convertido en otro dilema
para los cubanos. La cafetera suda, gime, suelta el vapor por la
válvula, se estremece y cae pero nunca llega a cumplir su misión. Es
triste ver como sufre en el intento de filtrar el chícharo. Por momentos
nos da la impresión de que explotará. Cuando comienza a colar una
especie de tinta viscosa, no sabemos qué sucederá después. ¿Soltara la
válvula? ¿Explotara?

Lo cierto es que el café mezclado despide un aroma y gusto nada
compatible al del café.

Es una suerte que el Ministerio de Comercio Interior decidiera suprimir
la cuota normada a los consumidores de 0 a 6 años. Al menos salva la
responsabilidad que recae en los padres que se atrevan dar gusto a la
leche con la mezcla infernal.

¿Por qué la "necesidad ineludible de volver a mezclar el café"? ¿No
estaba ya mezclado?

El subsidio de algunos productos alimenticios que se ofrecen de manera
normada nada tiene que ver con multiplicar los panes y los peces. El
sueldo de los cubanos no permite adquirir los alimentos de subsistencia
en la red de tiendas estatales que ofertan los productos en divisas.
Los precios del café oscilan entre 1.75 y 12 dólares, en una moneda
que supera veinticinco veces el billete utilizado por el gobierno para
pagar los salarios.

La libreta de racionamiento sostiene el comienzo de la hambruna sin
precedentes en el país. Las intenciones de reformas dirigidas a recortar
los subsidios del Estado han tenido muy en cuenta este asunto.

¿A quién culpar de los bajos índices de producción nacional de café? La
solución: el pueblo no merece el "lujo" del café puro, la carne vacuna o
la leche.

Escuchamos a los consumidores exclamar que el picadillo distribuido es
del bueno. Peor es el picadillo de soya. Llaman bueno al "picadillo
enriquecido", elaborado con tendones y partes desechables de la res.
Muchos lo echan a los perros, que voltean la cara en señal de odio. Nada
asombroso si en años pasados el Ministerio de la Industria Alimenticia
exaltó las propiedades de la verdolaga, el CERELAC (polvo elaborado en
laboratorios que intentó sustituir la leche) y el picadillo vegetal.
Productos que por subsidiados no hay derecho de reclamación.

El tema de la mala calidad del café normado está en la calle. Nadie
espera que forme parte de los debates con los delegados del Poder
Popular. El programa de radio "Alegrías de sobremesa" se burla de la
mala calidad del polvo. "Libre Acceso", espacio televisivo que intenta
tratar problemas sociales, trata el asunto y difunde el descontento
popular. Hay quienes preparan el colador de tela para preservar la
integridad de sus cafeteras, porque hay que asumir la medida y
acostumbrarse.

Como muchos alimentos que los magos de la revolución han desaparecido
para el pueblo, el sabor del café quedará en el recuerdo. Presumo que
comenzó a formar parte del listado de productos que sirven para
describir el poder adquisitivo del cubano. Cuando usted visite un
hogar en la isla y el café tenga sabor desconocido, no culpe a su
anfitrión, compadézcase de sus necesidades y sobre todo, de los
problemas gástricos que debe padecer.
¿Las explosiones de las cafeteras? Nada, ya nos acostumbraremos a ellas
y habrá las bromas típicas de los cubanos. Si quieres librarte de la
suegra, pídele de favor que prepare una coladita de café.
acesar2004@gmail.com

www.vocesdelsilenciocubano.wordpress

http://www.primaveradigital.org/primavera/economia/51-economia/1727-cafe-con-aroma-de-escasez

Volvió el veneno

Volvió el veneno
Jueves, 30 de Junio de 2011 03:28
Amarilis C. Rey

volManagua, La Habana junio de 2011, (PD) Desde hace varias semanas, los
cubanos hemos vuelto a padecer de un mal conocido: el café
mezclado.Aunque los medios han puesto interés en explicar el por qué de
la medida regresiva, muchos en la isla desconfían y cuestionan la mezcla.

La buena noticia que recibió la población en el año 2005 con los sobres
de café puro, ahora se sustituye por café mezclado con un 50% de
chícharo, otro grano que tampoco aparece en Cuba, a pesar que su venta
fue liberada hace algunos años.

Los medios oficiales aseguran que la diferencia que se aprecia radica en
que para la mezcla con chícharos, como el café arábiga es muy caro en
el mercado internacional, han tenido que recurrir a la variedad robusta.

Según informes oficiales, en los años 60 en la isla se producían 60 mil
toneladas anuales de café; en estos momentos se producen 6 mil, lo que
no alcanza para satisfacer las necesidades de la canasta básica que son
de 18 mil toneladas al año.

Pedro, un campesino que aclara que le gusta el café como debe ser: puro
Pero quienes sobreviven en este país, adaptados al vaivén de la ola
gubernamental, tratan de salir también airosos de esta nueva prueba y
buscan su "mecánica" para poder degustar un café mejor que el de la cuota.

"¿Qué voy hacer? Tengo que volver a lo de antes, buscar quien venda el
café en granos, tostarlo y molerlo. Y la mezcla la hago yo y así sé lo
que tomo. ¿El café de la cuota? Ese lo dejo para cuando no tengo
ninguno, porque sinceramente a mí no me gusta nada," apuntó Digna, de 60
años, residente en Arroyo Naranjo, La Habana.
A modo de desayuno, muchas personas en Cuba se levantan con el
tradicional buchito de café y así comienzan el día hasta ver si pueden
almorzar. Pero en algunos, el café mezclado produce acidez o malestar
estomacal.

"Prefiero no tomar nada por las mañanas o hacerme un cocimiento
(infusión), es más digestivo, si tomo el café mezclado porque después
estoy todo el día sintiéndome mal", expresó un joven que trabaja en una
TRD (Tienda Recaudadora de Divisa), por lo que no quiso decir su nombre
porque teme perder el trabajo.
Sin embargo, hay opiniones a favor del café mezclado. Algunos aseguran
que tiene mejor sabor que el café puro.

Teresa Hernández, de 65 años, manifiesta: "A mí me gusta el café de la
cuota, incluso cuando tengo para tostarlo, siempre lo mezclo con
chícharos. Creo que le da mejor sabor. A nosotros no nos pueden hacer
cuentos de nada. Hemos tomado sabe Dios cuantas cosas. A quien se le va
a olvidar cuando llamábamos veneno a ese café que vendían en las
funerarias o en algunos centros de trabajo para los propios
trabajadores. Aquello si era un café malo, la gente hacia mueca, pero se
lo tomaba."

Pero lo peor de la actual mezcla, no es el sabor, ni el olor; es
colarlo, ya que a pesar que en el sobre, al dorso, trae las
instrucciones para prepararlo, han sido varios los casos que se comentan
de explosiones de cafeteras.

Sobre esto, explica Teresa Hernández: "Yo preparo la cafetera con mucha
precaución, la pongo a fuego lento y me alejo. Espero que cuele y
entonces apago. Si va a explotar, que explote, pero que no me queme."

Este café mezclado, se vende en sobres de cuatro onzas, uno al mes por
consumidor. Ahora por un valor de cuatro pesos, un peso menos que cuando
se ofertaba puro. Y los niños que también recibían su paquete, han
quedado fuera de la norma.

Quienes tengan recursos o familias en el extranjero que les manden
remesas, pueden tener la posibilidad de adquirir el café sin mezclar con
chicharos. Uno de los paquetes más baratos es de la marca "La Indiana";
contiene 460 gramos por el valor de 6.70 pesos convertibles (unos 165
pesos moneda nacional). Un precio en extremo prohibitivo para la inmensa
mayoría de la población de un país productor de café y donde antes de
1959 era posible degustar una taza de ese néctar por sólo tres centavos.

amarilisrey@yahoo.com

http://www.primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/1714-volvio-el-veneno

Cuba tries to drag shadow economy into the light

Posted on Sunday, 07.03.11

Cuba tries to drag shadow economy into the light
By PAUL HAVEN
Associated Press

HAVANA -- Want some paprika-infused chorizo sausage? How about a bit of
buffalo mozzarella? Or maybe you just need more cooking oil this month,
or a homemade soft drink you can afford on paltry wages. Perhaps you are
looking for something more precious, such as an imported air conditioner
or some hand-rolled cigars at a fraction of the official price.

In a Marxist country where virtually all economic activity is regulated,
and where supermarkets and ration shops run out of such basics as sugar,
eggs and toilet paper, you can get nearly anything on Cuba's thriving
black market - if you have a "friend," or the right telephone number.

A raft of economic changes introduced over the past year by President
Raul Castro, including the right to work for oneself in 178 approved
jobs, has been billed as a wide new opening for entrepreneurship, on an
island of 11 million people where the state employs more than four in
five workers and controls virtually all means of production.

In reality, many of the new jobs, everything from food vendor to wedding
photographer, manicurist to construction worker, have existed for years
in the informal economy, and many of those seeking work licenses were
already offering the same services under the table.

And while the black market in developed countries might be dominated by
drugs, bootleg DVDs and prostitution, in Cuba it literally can cover
anything. One man drives his car into Havana each day with links of
handmade sausage stuffed under the passenger seat. A woman sells
skintight spandex miniskirts and gaudy, patterned blouses from behind a
flowery curtain in her ramshackle apartment.

Economists, and Cubans themselves, say nearly everyone on the island is
in on it.

"Everyone with a job robs something," said Marki, a chain-smoking
44-year-old transportation specialist. "The guy who works in the sugar
industry steals sugar so he can resell it. The women who work with
textiles steal thread so they can make their own clothes."

Marki makes his living as a "mule," ferrying clothes from Europe to
Havana for sale at three underground stores, and has spent time in jail
for his activities. Like several of the people interviewed for this
article, he agreed to speak on condition he not be further identified
for fear he could get into trouble.

Merchandise flows into the informal market from overseas, but also from
the river of goods that disappear in pockets, backpacks, even trucks
from state-owned warehouses, factories, supermarkets and offices.

There are no official government statistics on how much is stolen each
year, though petty thievery is routinely denounced in the official
press. On June 21, Communist party newspaper Granma reported that
efforts to stop theft at state-run enterprises in the capital had "taken
a step back" in recent months. It blamed managers for lax oversight
after an initial surge of compliance with Castro's exhortations to stop
the pilfering.

"Criminal and corrupt acts have gone up because of a lack of internal
control," the paper said.

An extensive study by Canadian economist Archibald Ritter in 2005
examined the myriad ways Cubans augment salaries of just $20 a month
through illegal trade - everything from a woman selling stolen spaghetti
door-to-door, to a bartender at a tourist hot spot replacing
high-quality rum with his own moonshine, to a bicycle repairman selling
spare parts out the back door. He and several others who study the Cuban
economy said it was impossible to estimate the dollar value of the black
market.

"You could probably say that 95 percent or more of the population
participates in the underground economy in one way or another. It's
tremendously widespread," Ritter, a professor at Carlton University in
Ottawa, told AP. "Stealing from the state, for Cubans, is like taking
firewood from the forest, or picking blueberries in the wild. It's
considered public property that wouldn't otherwise be used productively,
so one helps oneself."

Cubans even have a term for obtaining the things they need, legally or
illegally: "resolver," which loosely translates as solving a problem.
Over the decades it has lost its negative connotations and is now taken
as a necessity of survival.

"Turning to the black market and informal sector for nearly everything
is so common that it has become the norm, with little or no thought of
legality or morality," said Ted Henken, a professor at New York's Baruch
College who has spent years studying Cuba's economy. "When legal options
are limited or nonexistent, then everyone breaks the law, and when
everyone breaks the law, the law loses its legitimacy and essentially
ceases to exist."

There is evidence, however, that Castro is persuading at least some
black market operators to play by the rules and pay taxes.

In the last seven months, more than 220,000 Cubans have received
licenses to work for themselves, joining about 100,000 who have legally
worked independently since the 1990s. Of those, some 68 percent were
officially "unemployed" when they took out their license, 16 percent had
a state job and another 16 percent were listed as "retired," according
to statistics on the government Web site Cubadebate.

Many of these jobless and nominally retired people were likely making
ends meet by working in the informal market, and even the former
government workers were probably connected in one way or another.

"You have to find a way to survive," said Manuel Rodriguez, the former
head of a Cienfuegos medical center for children with disabilities.
Rodriguez said his monthly government ration card plus his and his
wife's meager salaries only covered two weeks' worth of food. "I sat in
the park one day and thought, 'What can I do?'"

He began bicycling around town on Sundays, renting out bootleg DVDs of
the latest Hollywood films, which others had downloaded from the
Internet. Rodriguez, who moved to Miami in 2009, defended his decision
to turn to the black market to put food on the table.

"I wasn't hurting anyone," he said. "It's not pornography. It's not drugs."

In fact, the sale and rental of pirated DVDs now is one of the 178 jobs
that can now be done legally in Cuba, which ignores U.S. intellectual
property rights in response to Washington's 49-year economic embargo.

New license holders complain the taxes and social security payments can
be well over 50 percent of sales, raw materials are hard to come by
because there is no wholesale market and government promises to provide
bank credits and retail space have been slow to develop.

But many say they jumped at the chance to go legit anyway, tired of
always looking over their shoulder.

"We started off illegally, years ago, but when they started to give out
licenses we got one because it means peace of mind," said Odalis Losano,
a 46-year-old single mother who got a license in December to sell
lunches she prepares on her home stove. "Now we don't have to be afraid
of the police or the inspectors."

Paradoxically, the expansion of a legal free market may be increasing
the size of the black market, particularly for the goods and services
the new entrepreneurs need to survive. Newly legalized pizzerias must
have a steady supply of cheese, flour and tomato paste, self-employed
construction workers must have building materials, manicurists must find
nail polish.

One man profiting off the legitimate economic opening, albeit illegally,
is Roberto, who uses stolen canisters of CO2 to make carbonated drinks
for sale to the scores of downmarket private cafes opening up all over
Havana. He charges just 7 pesos (28 cents) for a 1.5-liter bottle, a
sixth of what a bottle of state-made cola costs in the supermarket.

"This business is not totally legal," he said. "I can't get a license
for it because the state will not sell me the CO2. I need to get it on
the black market."

And then there are the many activities that by their nature must remain
hidden under Cuba's controlled system.

The Internet is strictly regulated in Cuba, so those who sell time on
accounts that belong to doctors, professors and computer technicians do
so on the sly. The government maintains a monopoly on that most
quintessential of Cuban products, the cigar, so the hundreds of
underground stogie-rolling factories will stay underground.

Likewise, the sale of gold is regulated, so those who melt it down for
false teeth won't get licenses anytime soon.

"Even if they legalize this, it wouldn't be worth getting a license,"
said one practitioner, who spoke on condition of anonymity for fear of
earning the ire of the state. He charges up to $40 per tooth, using gold
melted down from jewelry and trinkets he buys from secret suppliers.
"They would regulate it so much it would be impossible to get the gold
and other materials I need. The authorities would bother me so much it
would be worse than doing it in hiding."

Marki, the mule, said he would happily open an imported clothing
boutique if the island's leaders ever scrapped Cuba's Marxist economy
for capitalism. Until then, he said, he and many of his countrymen will
carry on living and working on the margins of the law - and no amount of
fines, seizures or jail time will dissuade them.

"Half of Cuba lives off the black market," he said with a gruff smile.
"And the other half depends on it. To me, it is unstoppable."

---

Associated Press writers Andrea Rodriguez in Havana and Laura
Wides-Munoz in Miami contributed to this report.

http://www.miamiherald.com/2011/07/03/v-fullstory/2297852/cuba-tries-to-drag-shadow-economy.html

El mercado negro ayuda a cubanos a sobrevivir

Publicado el lunes, 07.04.11

El mercado negro ayuda a cubanos a sobrevivir
Paul Haven
AP

La Habana -- ¿Quiere un chorizo con pimentón? ¿Qué tal un pedazo de
mozzarella de leche de búfalo? O quizás busca algo más precioso, como un
aire acondicionado importado o algunos habanos enrollados a mano a una
fracción del precio oficial.

En un país marxista donde virtualmente toda la actividad económica está
regulada, y donde los supermercados y las tiendas permanecen
desabastecidos de productos básicos como el azúcar, los huevos y el
papel higiénico, se puede conseguir casi todo en el próspero mercado
negro de Cuba – si tiene un "amigo" o el número telefónico adecuado.

Una serie de cambios económicos introducidos durante el año pasado por
el gobernante Raúl Castro, incluyendo el derecho a trabajar por cuenta
propia en 178 empleos aprobados, ha sido descrito como una amplia
apertura para el espíritu empresarial, en una isla de 11 millones de
personas donde el estado emplea a más de cuatro de cada cinco
trabajadores y controla virtualmente todos los medios de producción.

En realidad, muchos de los nuevos empleos, que van desde el vendedor de
comida al fotógrafo de bodas, del manicurista al trabajador de la
construcción, han existido durante años en la economía informal, y
muchos de los que buscan licencias de trabajo ya ofrecen los mismos
servicios por debajo de la mesa.

Y mientras el mercado negro en los países desarrollados puede estar
dominado por las drogas, los DVD de contrabando y la prostitución, en
Cuba abarca literalmente todo. Un hombre maneja diariamente su auto
hacia La Habana con salchichas hechas a mano bajo el asiento del
pasajero. Una mujer vende minifaldas apretadas de spandex y blusas de
diseños chillones detrás de una cortina de flores en su destartalado
apartamento.

Los economistas, y los cubanos de a pie, dicen que casi todos en la isla
dependen de él.

"Todo el que tenga un trabajo roba algo", dijo Marki, un fumador
empedernido de 44 años que es especialista en transporte. "El muchacho
que trabaja en la industria del azúcar roba azúcar para poder
revenderla. La mujer que trabaja en textiles roba hilo para poder hacer
sus propias ropas".

Marki se gana la vida como una "mula", al vender en tres tiendas
clandestinas en La Habana ropa traída de Europa, y ha cumplido tiempo en
prisión por sus actividades. Como varias de las personas entrevistadas
para este artículo, estuvo de acuerdo en hablar a condición de que no se
le identificara por temor a confrontar problemas con las autoridades.

Las mercancías fluyen en el mercado informal procedentes del extranjero,
pero también de los bienes que desaparecen en bolsillos, mochilas e
incluso camiones de los almacenes, fábricas, supermercados y oficinas
del estado.

No hay estadísticas oficiales del gobierno sobre cuánto se roba cada
año, aunque los robos menores se denuncian rutinariamente en la prensa
oficial. El 21 de junio, el diario del partido comunista, Granma,
informó que los esfuerzos para detener los robos en las empresas
estatales en la capital han "dado un paso atrás" en meses recientes. El
periódico culpó a los administradores por falta de supervisión después
de un aumento inicial de cumplimiento con las exhortaciones de Castro
para detener los hurtos.

"Los actos delictivos y de corrupción han aumentado debido a la falta de
control interno", dijo el diario.

Un extenso estudio en el 2005 del economista canadiense Archibald Ritter
examinó las muchas formas en que los cubanos incrementan sus salarios de
apenas $20 al mes por medio del comercio ilegal –desde una mujer que
vende espagueti robado de puerta en puerta, a un cantinero en un centro
turístico que sustituye el ron de alta calidad con su propia bebida
alcohólica, a un reparador de bicicletas que vende las piezas de
repuesto que saca por la puerta trasera. Ritter y otros que estudian la
economía cubana dicen que es imposible estimar el valor del dólar en el
mercado negro.

"Se puede probablemente decir que el 95 por ciento o más de la población
participa en la economía subterránea en una forma u otra. Está
tremendamente difundida", aseveró Ritter, quien trabaja como profesor en
la Universidad Carlton en Ottawa. "Robarle al estado es, para los
cubanos, como traer leña del bosque o recoger moras en un terreno de
nadie. Se considera propiedad pública, que de otra forma no se usaría en
forma productiva, así que ellos se ayudan a sí mismos".

Los cubanos tienen incluso un término para obtener las cosas que
necesitan, legal o ilegalmente: "resolver". Durante décadas, ha tenido
sus connotaciones negativas y ahora se toma como una necesidad para
sobrevivir.

"El acudir al mercado negro y al sector informal para casi todo es tan
común que se ha convertido en la norma, con poco o ningún pensamiento de
legalidad o moral", dijo Ted Henken, un profesor en el College Baruch de
Nueva York que se ha pasado años estudiando la economía cubana. "Cuando
las opciones legales son limitadas o no existen, entonces todo el mundo
incumple la ley, y cuando todos incumplen la ley, ésta pierde su
legitimidad y esencialmente deja de existir".

Sin embargo, hay pruebas de que Castro está persuadiendo a al menos
algunos de los operadores del mercado negro a cumplir con las reglas y
pagar los impuestos.

En los últimos siete meses, más de 220,000 cubanos han recibido
licencias para trabajar por cuenta propia, uniéndose a unos 100,000 que
han trabajo legalmente de forma independiente desde la década de 1990.
De esos, un 68 por ciento eran oficialmente "desempleados" cuando
recibieron su licencia, un 16 por ciento tenía un trabajo estatal y otro
16 por ciento se definieron como "retirados", de acuerdo con las
estadísticas en el sitio web gubernamental Cubadebate.

Muchas de estas personas sin empleo y nominalmente retiradas trataban de
llegar a fin de mes trabajando en el mercado informal, e incluso los ex
trabajadores gubernamentales estaban probablemente conectados de una
forma u otra.

"Se tiene que encontrar una forma para sobrevivir", dijo Manuel
Rodríguez, el ex jefe del centro médico para niños con discapacidades de
la provincia de Cienfuegos. Rodríguez dijo que su libreta de
racionamiento mensual, más el pobre salario de su mujer, sólo cubren dos
semanas de alimentos. "Me senté un día en el parque y pensé: ¿qué puedo
hacer?"

Entonces comenzó a montar en bicicleta los domingos por la ciudad,
rentando DVD de contrabando con las últimas películas de Hollywood que
otros han bajado de internet. Rodríguez, quien se mudó en el 2009 a
Miami, defendió su decisión de pasar al mercado negro para traer comida
a su mesa.

"No estaba haciéndole daño a nadie", aseguró. "No es pornografía. No es
drogas".

En realidad, la venta y renta de DVD piratas es ahora uno de los 178
empleos que se pueden hacer legalmente en Cuba, que ignora los derechos
de propiedad intelectual de EEUU en respuesta al embargo económico de 49
años de Washington.

Los nuevos poseedores de licencias se quejan de que los impuestos y
pagos a la seguridad social pueden estar muy por encima del 50 por
ciento de sus ventas, las materias primas son difíciles de adquirir
porque no hay un mercado de ventas al por mayor y las promesas del
gobierno para suministrar créditos de los bancos y espacios para los
vendedores al por menor se han implementado con lentitud.

Pero muchos dicen que aprovecharon de todas formas la oportunidad de
pasar a la legitimidad, cansados de estar siempre mirando a su espalda.

"Comenzamos de forma ilegal, hace años, pero cuando comenzaron a dar las
licencias obtuvimos una porque significa paz mental", dijo Odalis
Losano, una madre soltera de 46 años que obtuvo en diciembre una
licencia para vender almuerzos que ella prepara en la cocina de su casa.
"Ahora no tenemos que temer a la policía o los inspectores".

Paradójicamente, la expansión de un mercado legal puede aumentar el
tamaño del mercado negro, particularmente para los bienes y servicios
que necesitan los nuevos empresarios para sobrevivir. Las pizzerías
recién legalizadas deben tener un suministro constante de queso, harina
y pasta de tomate, los empleados por cuenta propia de la construcción
deben tener materiales de construcción, las manicuristas tienen que
encontrar el esmalte de uñas.

Uno que se ha beneficiado de la apertura económica legal, aunque
ilegalmente, es Roberto, quien usa recipientes robados de CO2 para hacer
bebidas carbonatadas para vender a los cafés populares privados que han
abierto por toda La Habana. Cobra sólo 7 pesos (28 centavos de dólar)
por una botella de 1.5 litros, una sexta parte de lo que cuesta en el
supermercado una botella de gaseosa hecha por el estado.

"Este negocio no es totalmente legal", dijo Roberto. "No puedo obtener
una licencia para ello porque el estado no me venderá el CO2. Necesito
adquirirlo en el mercado negro".

Y también hay muchas actividades que tienen que permanecer ocultas por
naturaleza bajo el controlado sistema cubano.

Internet está estrictamente bajo control en Cuba, así que los que venden
tiempo en cuentas que pertenecen a médicos, profesores y técnicos de
computadora lo hacen de forma oculta. El gobierno mantiene un monopolio
en el más típico de los productos cubanos, el habano, obligando a los
cientos de fábricas clandestinas a mantenerse así.

Igualmente se encuentra regulada la venta de oro, así que los que lo
funden para dentaduras no van a recibir pronto una licencia.

"Incluso si legalizaran este negocio no valdría la pena obtener una
licencia", dijo una persona que lo hace a condición de anonimato por
miedo de represalias por parte del estado. En su caso, cobra hasta $40
por diente, usando oro derretido de joyas y baratijas que compra a
suministradores secretos. "Ellos podrían regularlo tanto que sería
imposible obtener el oro y los otros materiales que necesito. Las
autoridades me molestarían tanto que sería peor que lo que hago de forma
oculta.

Marki, la "mula", dijo que abriría con gusto una boutique de ropas
importadas si los dirigentes de la isla cambian alguna vez la economía
marxista por el capitalismo. Hasta entonces, agregó, él y muchos de sus
compatriotas vivirán y trabajarán al margen de la ley – y ninguna
cantidad de multas, detenciones o tiempo en la cárcel lo disuadirán de ello.

"La mitad de Cuba vive del mercado negro", dijo Marki con una sonrisa.
"Y la otra mitad depende de él. Para mí, es algo indetenible".

http://www.elnuevoherald.com/2011/07/04/v-fullstory/973517/el-mercado-negro-ayuda-a-cubanos.html